martes, 21 de abril de 2009

Alguien recordaba mi nombre (5)

La tormentosa primavera deja paso al verano, al cálido y estupendo verano y esta noche hemos salido a tomar unas copas, para celebrarlo. Es estupendo. Ya no tengo que preocuparme de no poder casi llegar a fin de mes. De que Angel tenga que pedir un giro a Connor para poder pagar la factura de la luz o de que Spike tenga suerte en alguna partida clandestina de póker para poder afrontar algún gasto imprevisto. Y todo gracias a la bocaza de Spike y a sus absurdos y obscenos comentarios en la tienda.


Entró la señora Foster, una rolliza mujer de unos cincuenta años, la más cotilla del pueblo, a comprar unas bolsitas de té negro y yo fui al almacén a buscarlas, porque no quedaban en las estanterías. Spike me siguió y... claro, lo de siempre. Aprovechar la oportunidad ahora que estoy agachada para un polvo rapidito. Mientras yo intentaba adecentarme un poco, él salió con las bolsitas y le dijo a la señora Foster que nos disculpara por el arrebato sexual, que era por culpa de los efectos secundarios de las nuevas hierbas estimulantes que habíamos recibido. En eso que salgo yo del almacén y antes de poder decir nada, Angel baja del piso y me lleva en volandas de nuevo al almacén, ante la mirada atónita de la pobre señora.


-¿No será peligroso? -le susurro al oído-. Sin Spike, digo. Por lo de la maldición...

-¿Me ves feliz? -me grita Angel-. Puedo sentir su olor en tí a todas horas, a todas horas...-y como no quiere quedarse atrás, también me lo hace contra los estantes, golpeando la pared que da a la tienda... y yo no quiero admitirlo, pero estoy encantada, oh sí, doblemente encantada...

Desde allí oigo al muy bruto de Spike.

-Lo lamento, señora -adivino su mirada taimada-. Discúlpeles, pero ya le ha oído. Es el olor. Son las hierbas. Huélalas... ¡No! No, señora, no... Por Dios... No me mire así... Sé que ahora me desea, que la lujuria la invade, pero conténgase. Usted es una mujer casada, y eso es lo único que me impide que me eche sobre usted y... ¡Oh, oh, Dios mío! -está sobreactuando, como en ese culebrón que tanto le gusta, Pasiones, creo que se llama- ¡Mi sentido de la moralidad puede irse al infierno si seguimos aspirando el aroma de estas malditas hierbas! Si esto pasa al olerlas, imagínese al tomarlas... ¡No lo nota usted! ¡No me tiente más, señora, tenga piedad!

Yo salgo del almacén, despeinada, con las mejillas encendidas por la vergüenza (y por el sexo), y dispuesta a disculparme por los comentarios de Spike e inventar cualquier excusa, pero la señora Foster, guiñándome el ojo, me pide cinco cajas de las nuevas hierbas estimulantes para ver si su marido consigue emocionarse de la misma manera.
El caso es que se corre la voz de los efectos afrodisíacos del nuevo té negro y al poco tiempo la cola de gente da la vuelta a la esquina. No damos a basto a vender tantas bolsitas de infusiones. Angel llamó a Gunn, para agilizar los trámites de afiliar nuestra mezcla de té de hierbas en el registro de patentes, con el nombre de nuestra marca. "Angelspike: Loving Tea" Y nuestro logotipo es una especie de Cupido punky con colmillos (idea de Spike).Viene gente de todas partes a New Sunnydale. Tanto es así, que una multinacional de productos naturales chinos me ha ofrecido un montón de pasta por la tienda, y por la patente del té amoroso... Un buen montón de dinero. Mucho, mucho, mucho dinero. Lo suficiente para no volver a preocuparme por las facturas nunca más mientras viva.


Angel dice en el bar, riendo, algo achispado, que no le extraña que me haya liado con Spike. Que ahora lo entiende. La culpa es de las hierbas esas que llevo aspirando tanto tiempo. Spike dice que no. Que es al revés. Que es nuestra energía sexual la que se filtra en las hierbas y hace que éstas funcionen en el resto de la gente. Yo creo que los dos se equivocan. Que todo es sugestión, que las hierbas son simplemente eso. Té negro, canela, jengibre y jalea real. El caso es que funcionen o no, ahora somos ricos.

En el New Bronze jugamos al billar y bailo muy pegada a mis dos chicos, y sé que soy la comidilla (o la envidia) de la gente del local. Que les den a todos. Ahora que somos ricos, no necesitamos disimular. Tenemos que ser excéntricos.

Salimos del bar y mis chicos van más borrachos que una cuba. Para que un vampiro se emborrache, necesita beber mucho, mucho, mucho... Pero es que Angel y Spike parecen haber agotado las existencias de alcohol del local. Spike recuerda que tiene unas botellas de whisky en la cripta, y allí nos dirigimos ahora, a seguir celebrándolo. Me extraña verles así, riendo y hablando, como... como amigos, no como rivales. Ojalá fuera siempre así.

Nada más entrar en la cripta, se olvidan de las botellas de whisky. Cuatro manos tocándome por todas partes, dos bocas besándome, dos lenguas reclamando con urgencia entrar en mi boca... Y la ropa sobra, sobra, sobra... No hay mejor sonido que el de las cremalleras de sus pantalones al bajarse. No. Miento. Sí hay sonidos mejores. Los gemidos al besarnos, los jadeos, los suspiros...Y siguen reclamándome y tirándo de mí, para reclamar la soberanía de mi boca.

-¡Ya está bien! -me río traviesa-. Propongo una carrera. No. No me miréis así. No se trata de correr. Se trata de correr-se. Yo pongo las reglas. Vamos... -Y les cojo de las pollas y les llevo abajo, a la cama.

Ambos sentados en la cama, sus miembros erectos, relucientes, duros, como enormes columnas de marmol. Y sólo míos. Los dos míos... Siiii. Preparo el reloj. Treinta segundos. Por turnos. Con mi boca. El primero que se corra, pierde.

-¿Y qué consigue el que gana? -pregunta Spike.

-El que gane será recompensado... -le llevo los dedos a mi entrepierna y se hunde en mi calor y la humedad de mi excitación. Sus ojos brillan de deseo.

-¿Y qué le pasará al que pierda? -pregunta Angel, con su encantadora sonrisa.

-El que pierda será duramente castigado -sonrío ladina y saco las correas y las cadenas de debajo de la cama. Angel se muerde los labios, sacudido por un estremecimiento.

-¿Preparados? ¿Listos? ¡Ya! -suena el primer timbre y empiezo por Angel, que cierra los ojos mientras le chupo la polla con fruición.

El timbre vuelve a sonar y sigo con Spike, que me mira ansioso mientras le chupo a él, con la misma avidez. Me sube y baja la cabeza con la mano y se queja cuando oye el timbrazo de cambio de turno. Sigo con Angel. Sé que intenta contenerse, desea ganar desesperadamente, pero yo le chupo con destreza y le veo desesperado, agitando sus caderas involuntariamente hacia mi boca. Cambio de turno. ¿Spike desea perder? Sé lo que le gustan las cadenas, pero no sabe lo que le espera si pierde... El caso es que mi rubio vampiro al séptimo round se me rinde.

-No pares, joder... Me corroooo -y se mueve, follando en mi boca, el semen estalla contra mi lengua y lo relamo con deleite...

-Bien. el ganador es... ¡Angel! -y le levanto la mano-. Ahora vamos a beber un trago para celebrar el final de la carrera, y luego haremos la entrega de premios.... -miro a Angel, lanzándole un beso- y de castigos... -miro a Spike, haciéndole una mueca.

La botella de whisky cae. Yo he bebido, aunque sólo lo suficiente para estar bien. Mis chicos están más borrachos si cabe.

-Joder, tío, estoy mamado... -dice Spike levantando la botella vacía.

-Sí -contesta Angel-, y borracho también... -y ambos se parten en culo, de la risa.
-Reclamo mi premio...-dice Angel.

-No. Primero el castigado. Ayúdame a atarle y a sujetarle fuértemente a la cama, para que no pueda moverse nada, nada, nada.

Spike se deja, con una sonrisa malévola en la cara, completamente empalmado.

-Vale -dice Angel- Ya está listo el castigado, aunque no sé si hubiera sido preferible perder...

-No... Te aseguro que no... -le afirmo yo, riendo, y Spike se mosquea un poco.

-Vale, bien ¿Qué he ganado? -pregunta Angel

-Soy tuya. Toda tuya. Tú eres el amo esta noche. Puedes hacérmelo como quieras, donde quieras, siempre que quieras... Tú mandas...
-¿Y yo? -dice Spike.

-Tú también eres suyo esta noche, guapo. Él ganador manda.

Tenemos que ponerle una mordaza a Spike, porque nos vuelve locos con sus protestas e insultos, que si no hay derecho, que él no lo sabía, que hay que repetir la carrera...

Angel me mira con la mirada más lujuriosa que le he visto nunca. Me pone a cuatro patas, mi boca sobre la polla de Spike, pero me advierte. Intocable. Vamos a hacer que sufra... Oh, sí. Estoy caliente, muy caliente y muy mojada. Angel me la mete desde detrás y a cada sacudida mi boca, mi aliento calienta la polla de Spike, que me mira con los ojos desorbitados, suplicantes de ganas, pero yo no cedo. Esta noche no pienso ceder. Si el amo dice que me quede quieta, yo me quedo quieta.

El semen de Angel se mezcla con mis jugos con un profundo, intenso y maravilloso quejido, pero yo necesito más, necesito más y él ya lo sabe... Me susurra al oído, y yo le asiento con la cabeza. Sigo de rodillas y acerco la polla de Spike a la entrada caliente de mi sexo. Él suspira, esperanzado. Angel vuelve con la botella de aceite y unta mi ano. Introduce un dedo, despacio, luego dos, vertiendo más lubricante, metiendo y sacando los dedos. Luego me la mete, despacito, con mucho cuidado, para no lastimarme. Yo me contengo, con los ojos cerrados, intentando relajar mi cuerpo para que sea más fácil la penetración.

Utilizo la punta de la polla de Spike para frotarme el clit. Angel empieza a moverse, dentro y fuera, despacio, cogiendo mis caderas y ayudándose en los movimientos. Spike gimotea febril del deseo loco que le posee y que no puede satisfacer. Yo deseo moverme, desenfrenada, pero Angel me detiene. Que no. Que procure estarme quieta, que manda él. Cuando la introduce más dentro y roza mis pezones con las manos, el orgasmo es inmediato. Ahora Angel no puede impedir que me mueva, porque son movimientos involuntarios, se contraen mis músculos internos y presiono mi culo contra él, y el punto del placer contra la punta del pene de Spike. Ay... Mi pobre Spike... La noche puede ser muy larga... y a él se le va a hacer eterna...

Angel me dice que me quiere, mordiendo el lóbulo de mi oreja, y se corre dentro de mí. Yo también vuelvo a tener otro orgasmo inesperado, muy, muy intenso, mis manos van directas a su culo y le aprieto fuerte contra mí, gimiendo y jadeando, mirando a Spike...

Angel sale de mí y coge otra botella de whisky. Da un trago y le dice a Spike que le quitará la mordaza y le dejará beber y jugar un ratito con los mayores si promete quedarse calladito, ser un niño bueno y sólo decir sí o no amo. Spike asiente con la cabeza. Angel le quita la mordaza y le acerca mi pecho a su boca. Desde lo alto vierte un hilito de whisky que cae sobre mi pezón hacia la boca que Spike, que succiona como si estuviera mamando, más ávido que un cachorro. Sé que las intenciones de Angel son seguir manteniéndole excitado. Y yo nunca he visto a Spike tan deseoso, tan hambriento de mí, ni siquiera cuando estaba poseído por la adicción de mi sangre, y eso me excita más.

Spike exige que le soltemos, suplica, implora que le soltemos ya, pero Angel sigue teniendo esa mirada turbadora, tal vez por la borrachera.

-Mi pequeña cazadora se ha ganado un premio por haber sido buena con su amo -me susurra, sonriendo-. ¿Tienes hambre? ¿Te apetece un poco de helado? Vamos a preparar un rico y sabroso banana-split. Bueno, más bien, un banana-spike...

-Angel, me sorprendes. Eres más retorcido de lo que yo pensaba -le aseguro, riendo.

-Cariño... La noche no ha hecho más que empezar -otro trago a la botella, que cae vacía al suelo.
Bolas de helado de fresa y nata entre las propias bolas del pobre Spike, (al que hemos tenido que volver a amordazar) y una guinda sobre su pene.

-Te lo puedes comer todo, menos la banana -me ordena Angel.

-Pero la banana es lo que más me gusta... -le hago morritos, como una niña enfurruñada.

-Yo tengo una más dulce para tí, cubierta de chocolate y trocitos de almendras, como a tí te gusta...

Y yo chupeteo y relamo golosa el helado entre los testículos de Spike, que se queja de nuevo, con los ojos desorbitados, mortificado, anhelante. Ahora estoy segura de que si me la metiera en la boca, se correría en ese mismo momento, pero no lo hago. Y me muero por hacerlo, por sentir su frialdad, su cálida frialdad rozando mi paladar y mi lengua.

La banana de Angel, chocolateada y almendrada. Oh, sí, es un placer, una delicia comerle la polla a Angel, contoneando mi trasero en la cara de Spike y poder oir sus lloriqueos, sus rugidos a través de la mordaza. Mi postre se termina con un sutidor de crema helada, emergiendo directamente a mi garganta. Mi boca estará fría, pero mi cuerpo vuelve a estar caliente, caliente y preparado de nuevo para el placer. Y deseo a Spike, deseo a Spike con desesperación.

Ahora Angel deja caer un chorro de aceite en el pene de Spike. Pone mis manos en mis nalgas y me sube, mi espalda contra el pecho del castigado, mi culo contra la polla del castigado. Angel me empuja hacia abajo, poco a poco Spike entra en mí resoplando a través de la mordaza, y eso que no necesita respirar. La irrupción es más fácil, porque mi "amo" ya había abierto camino y estoy superlubricada de semen y aceite. Angel me empuja hacia atrás, para que la penetración sea completa, absoluta. Así, bien sujeta, empalada en Spike, su polla incrustada hasta el fondo, siento la lengua de Angel navegando, explorando en mi interior, anclando con sus manos mis piernas firmemente, para que no me mueva, para seguir atormentándole. Mete un dedo dentro, luego dos, intenta meter tres, pero yo ya me quejo, los saca, despacio y se los lleva a la boca. Le quita la mordaza a Spike, que extrañamente, no dice nada, no le oigo quejarse, ni maldecir, ni rogar, ni increparnos para que le soltemos. Su lengua me chupa la nuca, la oreja, despacio y Angel le mira y sonríe. Le aproxima la botella de whisky a la boca y Spike apura casi todo su contenido.

-Vamos a darle un premio al animalito, ahora que ya está domado... Venga, nena, muévete, así, yo te ayudo...

Sus manos bajo mis piernas, suben mis nalgas acompasadamente, a ritmo lento. Angel esta noche me sorprende, me asombra, me pasma, me deja petrificada... ¿está ayudando a Spike a correrse? Joder... Pues sí. Está más borracho de lo que parece. Mi otro chico, el atado, creo que no se atreve a abrir la boca y hablar, por si la caga, como hace siempre, y puedo oír los gruñidos intensos que salen de su pecho. Al cabo de un rato su voz profunda acaricia mi cuello, susurrando mi nombre, murmurando en mi oído y siento la humedad de sus lágrimas cayendo sobre mis hombros...

-Oh, Dios, no sabes cuánto te necesitaba, cuánto... cuánto, cuánto... Sin tí me falta el aire, y eso que no respiro, creo que el corazón se me para, y eso que hace siglos que dejó de latir. Siento que me muero, estoy muerto pero me muero... me muero... me muero sin tí... Oh, cariño, ámale a él, entiendo que le ames a él... pero no dejes de amarme a mí... Si ya no me quieres , si ya no me deseas, si ya no quieres hacerlo conmigo nunca más, si te has cansado de mí, amor, te juro que me moriré, y esta vez nada me hará volver... Prefiero el sol, prefiero mil veces el sol a perderte, a que dejes de desearme, de amarme...

Trago con dificultad y me brillan los ojos. Spike está bebido, pero sé que es completamente sincero. Angel desata poco a poco las correas que le sujetan y se levanta de la cama, buscando una nueva botella y vaciando en su boca su contenido desde el principio hasta el final.

Spike me sujeta hacia arriba y cuando creo que va a embestirme con la furia acostumbrada que tanto anhelo, sale de mí y se levanta a buscar un cigarrillo. La sensación de abandono me oprime, y tengo la impresión de que ahora me castiga por lo de antes, o es cierto que cree que ya no le deseo. Me levanto de la cama y voy a buscar otra botella al piso superior. Ahora sí que necesito un par de tragos que ayuden a pasar el nudo de mi garganta, desde arriba les oigo hablar.

-Spike... pobrecito Spike... No me extraña que estés cabreado, pequeño. Esta noche habrás visto que ha disfrutado conmigo, sólo conmigo, mucho más que otras veces. Oh, no. No me mires así que sabes que es verdad.

-Vete a la mierda. Que te den. ¡Que os den a los dos! -se encoleriza Spike y se oye ruído de cristales rotos.

-Ha sido porque le volvían loca tus aullidos de deseo, no por mí. Siempre es por tí, estúpido. ¿Crees que te hemos torturado esta noche, no dejándote participar? Eres aún más estúpido de lo que creía. La tortura no era para tí. Era para ella. Tú al menos estabas atado, ella tenía que contenerse y obedecerme estando desatada. Como ponerle delante un fresco vaso de agua a un muerto de sed. Y yo no apago su sed. Lo intento, pero sólo tú sabes hacerlo.

-Te envidio...-le responde Spike, inesperadamente-. No sabes hasta que punto desearía ser tú...

-¿Es que no has oído lo que acabo de decirte, cabeza de chorlito? Te prefiere a tí. Siempre.

-Oh, joder... Eso ya lo sabía. Hasta un ciego se hubiera dado cuenta, pero eso no cambia nada. No sabes cuánto te envidio... Sexo es lo único que puedo ofrecerle... Cuando esta noche creí que ya no estaba interesada, casi me ahogo del terror. ¿Qué pasará cuando este frenesí vaya calmándose? Ella no es como nosotros, es humana, y con el paso del tiempo el sexo dejará de tener importancia. ¿Qué más puedo ofrecerle yo cuando llegue ese momento? Joder, abuelo. Sé cómo soy, sé que soy como una patada en los huevos... y cuando os veo juntos os envidio. Envidio vuestra relación. Ella habla contigo, sale contigo, confía en tí, en todo. No en mí. Y no se lo reprocho, claro.

-Nunca pensé que la amabas de verdad hasta esta noche, cuando te he visto llorar.

-Es porque estoy muy borracho... Normalmente no soy tan... efusivo emocionalmente. Sólo me ha faltado recitar uno de mis poemas...

-Oh, no. Por Dios, no me lo recuerdes... ¿Recuerdas esa vez, en Berlín, antes de la 1ª guerra mundial? ¿En aquel club de poetas?... -ambos se ríen-... No te lo vas a creer. Ni yo mismo me lo creo, pero... ¿sabes una cosa? La verdad es que te he echado de menos.

-Lo dices porque también estás borracho.

-Claro. Mañana lo negaré, pero es cierto. Te he echado mucho de menos.

-Coño, abuelo, yo a tí también. Necesitaba desesperadamente a alguien con quien meterme, y nuestra chica tiene muy mal genio cuando se la pincha, ya lo sabes...

Después del último capítulo de Entrevista con un Vampiro, bueno, con dos, bajo las escaleras despacio. Sus mutuas confesiones me han dejado un poco parada y no sé muy bien cómo actuar. No creí que fuera tan evidente, pero es cierto todo lo que han dicho. En mi vida sexual deseo más a Spike, pero fuera de la cama, en la vida cotidiana, prefiero a Angel. Y les quiero a los dos. Con toda mi alma, a los dos.

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