Me siento sobre la cama, y Spike se acerca. Le detengo con la mano. Lo siento, pero ya ha perdido su oportunidad. Angel sigue siendo el amo esta noche y manda él. Angel me besa con profundidad y Spike está que se sube por las paredes. Entonces mi vampiro de bellos ojos oscuros propone una nueva carrerita y los ojos azules de mi otro vampiro se animan de nuevo.
-Pero ha cambiado la modalidad -dice Angel-. Ahora gana quien primero haga que se corra la chica. El mismo tiempo. Treinta segundos. Por turnos.
-¿Puedo elegir las armas del duelo? -les pregunto ansiosa, un pelín achispada y asienten divertidos-. Pues con la lengua, y podéis ayudaros con los dedos... y... y yo con los ojos vendados, para que nadie piense que ha habido tongo.
Una camiseta de algodón de Spike sirve para vendarme los ojos, me tumbo en la cama, me pongo cómoda y a disfrutar. Sé quien es quien en cada momento, aún con los ojos vendados y medio borracha. Puedo distinguir perfectamente la suave y delicada lengua de Angel de la avidez de los dedos, la boca de Spike. Al menos, al principio. Ahora no. O están repitiendo turno, para confundirme, o no sé. Pero a cada vez es mejor. Timbre. Una lengua se hunde en mí, dura, firme y me explora, y el dedo me acaricia el punto dando pequéños círculos. Timbre. Se hunde el dedo en mi coño húmedo y la punta de la lengua se mueve velozmente hacia arriba y abajo. Timbre. Dos dedos se me hunden por detrás, untando más lubricante, forzando el tercero a entrar, y yo intento relajar mis músculos internos para permitir la entrada, hasta que el dolor le cede paso al placer y la lengua ansiosa sobre mi zona más erógena me hace aullar y mis caderas se mueven, mi espalda se arquea.
-Angel, bésame -le suplico- Bésame, necesito que me beses... Y me besa, su lengua entra en mi boca dura y ansiosa y mis manos van a la cabeza de Spike que está entre mis piernas, enredando mis dedos en su suave cabello. Suena el timbre, pero les retengo donde están, y las oleadas de placer me invaden, me convulsionan y se propagan desde dentro hacia fuera, desde mi sexo hacia todos y cada uno de los poros de mi piel. Oh Dios, Dios... Síiiiii. La lengua de Spike en mi clítoris y la de Angel dentro de mi boca... Y me sigo sacudiendo estremecida, hasta que les aparto intentando respirar, porque ellos no lo necesitan, pero yo sí. Me quito la venda y miro a mis chicos, sonriendo. Sé que han hecho trampas. Reconozco cómo me lame cada uno de ellos, y los últimos turnos siempre era Spike. Le sonrío a Angel y el me guiña el ojo. Es normal que Spike conozca más mi cuerpo, las zonas que más me excitan, porque ya teníamos muchas experiencias sexuales, y en eso siempre llevará ventaja sobre Angel. Pero hay que ser justos con Angel. Besa mejor.
-Mmmmm -me desperezo en la cama-. Pues la cosa está complicada, porque no sabría decir quien es el que ha ganado...
-¡Y una mierda! ¡Una puta mierda! Era mi lengua la que estaba entre tus piernas y mis dedos dentro de tí cuando te has corrido, así que ahora soy el amo. ¡Soy el puto amo!
-Sí, pero su lengua también estaba dentro de mi boca, y sus dedos me acariciaban los pezones cuando me he corrido... -objeto levantando los hombros-. No sé, Spike, no lo veo nada claro. Ahora necesito subir, pues me hago pis urgentemente, pero creo que hay tablas, así que tendremos que repetir la carrerita...
Tengo que subir corriendo, mientras Angel, riendo retiene a Spike que parece haberse vuelto loco rabioso, gritando que si estamos confabulados contra él, que conspiramos a su espalda, que soy una tramposa... ¿Tiene valor de hablarme de trampas?
Salgo fuera ataviada con la camisa de Angel y hago pis bajo uno de los árboles del cementerio. Muy rústico. La cripta no tiene inodoro, claro, aunque sí tiene una rudimentaria ducha. Una fuga que provocó Spike en una cañería de agua corriente hace las veces de ducha, pero el agua cae helada. A él no le importa, claro, ni a mí tampoco ahora que estamos en verano. Realmente necesito una duchita rápida. Enjuagarme un poco el sudor al menos. Entro en la cripta y voy al rincón de la "ducha". Quito el taponcito de la cañería y el chorro de agua fría cae sobre mi pecho cuando le siento detrás de mí, enjabonándome la espalda. Cierro los ojos. Las manos frías, suaves, solícitas, serviciales, frotándome con esmero, enjuagándome, untando luego el aceite corporal con toques complacientes, caricias sensuales, aunque no obscenas o maliciosas. Sólo un masaje decoroso e inocente, de puro cariño, sin oscuras intenciones. Cuando me vuelvo a agradecerle a Angel "el tratamiento spa", me sorprende encontrarme con Spike.
-Te quiero -me mira, mordiéndose los labios-, y quiero que me quieras.
-Ya te quiero, no seas idiota... Spike...Te amo y te necesito.
-¿Siempre? ¿Me amarás siempre?
-Siempre es mucho tiempo. El siempre no existe. El mañana no existe. Sólo existe el hoy, el ahora. Tú y yo. Ahora...
La inesperada ternura de Spike parece haberse agotado ya. Mientras me penetra violentamente, allí, de pie, en el rincón de la ducha, mi cara mojada disimula mis lágrimas. No es porque me haga daño. No es eso. Es porque... No sé. Es porque por un momento hubiera deseado un poco de sensibilidad, un poco de... de alma en él. Y no la hay. Me grita que quien es el puto amo, quien es el puto amo ahora, cazadora, y me corro arañándole la espalda, clavando mis dientes en su carne.
-Tú, tú, tuuuuuú...
La música de los Ramones domina el ambiente de la cripta. Más de dos horas llevamos follando salvajemente de todas las posturas imaginables, y no imaginables también. Ahora, repentinamente paramos los dos. Spike apura la botella de whisky y enciende un cigarro.
-¿Qué pasa? ¿Qué coño pasa? Joder, es como si...
-Sí -le contesto-. Como si faltara algo.
Spike saca de su maletín de juegos un enorme consolador con forma de polla. No es eso lo que falta.
Falta Angel.
Y es que Angel aporta la dosis de ternura y tacto, de cordura y sensatez que ambos necesitamos.
Bajamos a la cámara subterránea, Angel está sobre la cama, tiene los ojos cerrados, la botella de whisky en una mano y con la otra está marturbándose, murmurando algo incomprensible.
-Tu nombre -aclara Spike-. Repite tu nombre...
Angel se sorprende al vernos. Está tan bebido que ni siquiera nos había percibido.
-¿Qué queréis? ¿Que hagamos otra carrerita?
Angel se revuelve cuando el otro le quita la botella de una mano y le para el movimiento de la otra.
-Déjalo, tío. Se acabaron las pajas. Bueno... no... -sonríe, enarcando una ceja- Pero sí las solitarias y tristes... No malgastes energías. Te necesitamos.
-¿Tú también me necesitas? -se ríe Angel.
-Sí. La verdad es que sí. Será el efecto del whisky de contrabando de destilería ilegal, pero sí. Así que no puedes negarte. Soy el puto amo y te ordeno que seas complaciente con nosotros. Si te portas bien, tendrás una recompensa...
***
En el equipo de música suena una canción del CD de Barry Manilow, la recompensa de Angel, y yo estoy de cuclillas sobre él, muy juntos, mis manos asidas al cabezal de la cama, mi pecho en su boca, saborea mis pezones primero uno, luego otro. Sus manos suben y bajan mi trasero, moviéndome rítmicamente, pero sin prisas, para hacerlo durar, como a él le gusta. Spike está tumbado a nuestro lado, boca abajo, y yo acaricio su espalda, sus nalgas. Su piel es tan blanca, tan suave... En estos momentos, así, tan vulnerable, tan tranquilo, tiene el aspecto de un niño inocente; levanta la cabeza, me mira y me sonríe. Cuando se da la vuelta, veo que no es tan niño, ni tan inocente.
-¿Cómo vas? -le pregunto a Angel, dejando escapar un suspiro.
-Conteniéndome para no precipitarme... quiero que dure, que dure...Y repite mi nombre diciendo que me quiere. Yo también le digo que le quiero y nos besamos.
Spike se levanta y se aproxima por detrás como un felino. Apoya una rodilla e inclina mi espalda hacia adelante. Busca el mejor ángulo y me la mete por detrás. Tanto Angel como yo soltamos un gemido.
-¿Podéis... sentiros? -pregunto ahora curiosa, entre gemidos-. Uno al otro... quiero decir.
-Pues claro -admite Spike-. No hay mucho espacio libre ahí dentro entre nosotros, amor.
Nunca se me había ocurrido que podían notarse mutuamente al hacerlo los dos conmigo, y realmente nunca había supuesto tampoco que eso les causara también placer. Y claro, el pensar en sus pollas, oprimidas una contra otra, que entran y salen de mí, casi rozándose, sólo separadas por una fina pared, casi acariciándose entre ellas, me pone a cien y me corro. Angel también, y esta vez es menos comedido que de costumbre.
Y el otro protesta, empujando detrás de mí, que si él acaba de empezar, que podríamos haberle esperado, que no quiere correrse sólo, que tendrá que ir más despacio hasta que volvamos a estar dispuestos, que si vaya falta de consideración con él...
-¡Spike, cállate! -se cansa Angel- Siempre igual, dando por el culo...
Y nos reímos los tres, hasta que nos saltan las lágrimas. Poco a poco las embestidas de Spike van siendo más profundas, más fuertes, más intensas y sentidas. Tira de mí, hasta sentarme en su regazo, apartándome de Angel, que se muerde los labios al separar nuestros cuerpos, con cierto aire de decepción en su mirada.
Mis piernas se mantienen abiertas, sentada sobre Spike, su polla completamente dentro, mis manos apoyadas en la cama.
-¡Eh, melocotón! -le grita Spike- ¿Es que esperas una invitación formal? Venga, fóllanos tú ahora.
Angel no necesita que se lo repitan dos veces; salta con su supervelocidad de vampiro y ya le tengo encima, clavándose de nuevo en mí, arremetiendo con fuerza, y vuelvo a sentirme llena, llena, llena, en el paraíso, entre sus cuerpos fuertes, sus pechos musculosos, ansiando que vuelvan a llenarme de semen, sentir la explosión fría de sus inmensas pollas dentro de mí, Sí, sí, sií.. Así, más rápido, no te pares... No te pares de me estoy corriendoooooo... Los gemidos incontrolables vuelven a llenar el ambiente, imponiéndose a la lánguida voz de Manilow.
-Oh, por favor, abrázame, abrázame fuerte -y, claro, Angel me abraza, besándome la frente y Spike sale de mí para encenderse un cigarro y sube a por más whisky.
Una lágrima vuelve a escapárseme de repente, rodeada por los fuertes y dulces brazos de Angel, mi cabeza reclinada en su pecho.
-No quieras pedir lo que sabes que no existe. Él es así. Y tú lo sabes mejor que yo.
-Ya lo sé, pero a veces, cuando acabamos de hacerlo me gustaría que estuviera un ratito abrazado a mí, hablando de cualquier cosa trivial, o sin hablar de nada. Sólo abrazándome.
-Bueno, para eso ya estoy yo... -y me acurruco en el frío regazo de Angel.
Pero no es lo mismo. Deseaba que me abrazara Spike. Como hace tantos años, cuando necesitaba consuelo. Sólo abrazados, sin sexo, sólo dormir abrazados, acariciando mi pelo... como aquella noche, cuando tenía alma. Y ahora lo sé. Estoy completamente segura de, en caso de tener que elegir entre uno de ellos, a quien elegiría sin dudarlo ni un sólo segundo.
Spike vuelve con una caja de botellas. ¿Pero cuántas tiene? Por lo que se ve se ha quedado con toda la partida de whisky ilegal con el que hacía contrabando. Nos da una botella llena a cada uno.
-Otra carrerita -propone-. El que la vacíe más pronto, hasta no dejar ni gota, es ahora el amo.
Yo no puedo beberme una botella entera de whisky desde el principio hasta el final, de un trago y sin respirar como ellos, pero Spike es idiota al haberme dado también una botella a mí. Porque voy a ganar yo.
Preparados, listos, ya... Y mientras mis chicos beben, yo vacío la botella en el suelo.
-¡Ya está! ¡He ganado! ¿Quién es ahora la puta ama, pardillos?
Spike quiere hacerme tragar una botella entera, bueno, el contenido... Con la botella tenía otros planes... Está realmente furioso, pero él no especificó. Dijo "quien la vacíe más pronto" y no dijo cómo había que hacerlo. Así que diga lo que diga, he ganado yo. Cuando empieza a insultarme y cogerme del pelo y ambos nos empezamos a poner realmente violentos se agradece la intervención de Angel, porque he estado a punto de partirle la botella en su maldita cabeza.
-Ríndete, pequeño -le dice Angel-. Es más fuerte que tú. Y que yo. Es la cazadora. Siempre lo ha sido. Además, que sea el ama puede ser divertido ¿no?
Spike se lo piensa mejor y la sonrisa malévola vuelve a su cara y sus ojos azules brillan sobre sus pómulos marcados.
miércoles, 29 de abril de 2009
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