miércoles, 29 de abril de 2009

Alguien recordaba mi nombre (7)

Tengo a mis vampiros atados boca abajo, inmovilizados, sobre la cama. Yo estoy sentada entre ellos y ahora mi cuerpo necesita descansar un rato de tanto desenfreno.

Algo suave. Unto aceite corporal sobre las espaldas de ambos y mis manos acarician los destacados músculos dorsales dando un intenso masaje, una mano en cada espalda. Ahora mis manos bajan a sus culos prietos y les masajeo también. El aceite resbala y mis manos entre sus glúteos, masajeando ahora con un dedo alrededor de cada ano. Cada uno de mis dedos índices van entrando poco a poco en sus cuerpos fríos. Angel se revuelve un poco y ahoga una exclamación de sorpresa y Spike me ruge que le chupe la polla. No sé si está insultándome o es un deseo literal.

El caso es que para evitar interrupciones, les amordazo a los dos y sigo jugando. Vuelvo a meter el dedo, despacio, moviéndolo un poco dentro, girándolo hacia los lados dando vueltas, untando bien el aceite. Por sus movimientos y sus suspiros supongo que les gusta lo que les estoy haciendo. Sigo durante un rato, tocándoles, besando y mordiendo sus nalgas, introduciendo de nuevo el dedo, la lengua. Vuelvo a calentarme y les desato y quito la mordaza. En cuanto lo hago, caen los dos sobre mí, sujetándome uno por las muñecas y otro por los pies, dejándome bien atada y amordazada.

-Lo siento, preciosa, pero ha habido un golpe de estado contra la tiranía del "dedito en el culo" -se ríe Spike y los dos cogen una botella para seguir bebiendo- así que te vas a quedar así, atadita, castigada hasta que nos salga de los huevos, hasta que nos cansemos de follarte como a una puta perra...

Angel me mira, algo preocupado, por si se están pasando y yo no puedo remediar reírme. Me tienen boca arriba, esposada a la cama, las piernas bien sujetas una a la otra con correas desde los muslos a los tobillos, unidos a los pies de la cama y mi boca tiene una mordaza. Angel también sonríe ahora.

-Spike... -le dice-. Habrá que soltarle las esposas para darle la vuelta...

-Ugh. No... Cualquiera se atreve a soltarle las manos ahora.

-Pues habrá que quitarle la mordaza entonces...

-¡No! ¡De eso nada! ¡Que aprenda a guardar silencio cuando los amos mandan!

-Pues le desatamos las piernas.

-¿Pero tú eres idiota? Vaya. Pregunta retórica. Además ¿Tú de qué lado estás?

-Spike... entonces ¿por dónde? -Angel se une a mis carcajadas, que me sacuden y me hacen incluso llorar de la risa, al ver la cara de desconcierto del rubio oxigenado.

-Upss. Ya veo. Mal rollo. Pues habrá que quitarle las esposas y darle la vuelta.

Mala elección. Porque ahora estoy preparada y no cuentan con el factor sorpresa. En cuanto mis manos se ven libres, apoyo una en la cama y mis piernas, aunque atadas, vuelan hacia la cara de Spike que cae de la cama por el fuerte impacto, pero no cuento con la intervención rápida de Angel, el muy traidor, que salta desde detrás de mí, impulsándome a darme la vuelta y en un segundo me veo esposada de nuevo, de espaldas, con Angel encima, susurrándome al oído.

-Si en algun momento no quieres esto, o te sientes incómoda o violenta o deseas parar, da un golpe con la mano en el cabezal de la cama. No te preocupes por él, yo estoy aquí para que no se pase, te lo prometo. Ya sabes... Un golpe y el juego termina...

Angel es un encanto y me hace sentir bien, segura, aunque esté completamente a su merced. Ahora me penetra con profundidad, todo su cuerpo sobre mí, su pecho sobre mi espalda y yo toco el cielo con la punta de los dedos. No sé dónde ha ido Spike, pero es seguro que ya ha recuperado el sentido, porque no le veo en el suelo. Angel sigue moviéndose rítmicamente, acariciando mis hombros, apartando mis cabellos y besándome el cuello. Ahora, cuando apoya las manos y arquea la espalda siento la palpitación de la eyaculación.

-¿Quieres que siga? No te has corrido todavía...

-De eso nada -se oye la voz de Spike detrás de él-. Se acabó tu turno. De todas formas, orgasmo más o menos, tampoco es que llevemos la cuenta.

Angel es reticente a salir de mí, pero al final lo hace.

No se lo esperaba.

Yo tampoco.

Spike le ataca por la espalda y Angel acaba esposado y amordazado también, sentado en la cama, revolviéndose igual que yo. Yo estoy acojonada. Creo que Spike ha perdido el control completamente y está realmente furioso. Miro a Angel y éste se disculpa angustiado con la mirada, pues sabe lo que me prometió.

Spike se lanza sobre mí, y me dice al oído.

-Ya puedes golpear el cabezal todo lo que quieras, zorra, que no hay nadie que pueda sacarte de ésta... Haré que me supliques, que ruegues porque te libere, porque voy a partirte por la mitad, voy a romperte el culo, voy a romperte el alma hasta desangrarte... -y yo estoy temblando, porque el demonio interior de Spike está desatado por completo.

Sus sentidos desarrollados de vampiro pueden oler el miedo, el pánico que me atenaza y mi cuerpo tiembla de terror ante su contacto. Entonces se queda quieto y deja de tocarme.

-Lo siento... yo... yo no estaba hablando en serio. ¿No estábamos jugando? Sólo estaba intentando poner un toquecito dramático, un poco de teatro, pero no pensaba que... Lo siento. Creo que este juego ya no es divertido.

Mientras se disculpa, me quita la mordaza y desata mis piernas de las correas. Coge la llave de las esposas y me las quita, sentado en un extremo de la cama. Yo respiro aún agitada sin dejar de mirarle, a la defensiva.

-No volverá a ocurrir -me dice-. Aquello que pasó, no volverá a pasar. La adicción a tu sangre me volvió loco aquella vez.

-Yo también estaba muy desquiciada por aquel entonces, pero ahora es diferente. No voy a dejar que me hagas daño. El sexo salvaje está bien, cuando es consentido por ambas partes, pero si en algún momento me haces algo contra mi voluntad, si en algún momento me haces daño, si me haces sangrar...

-¿Qué? ¿Me matarás? ¿Clavarás la puta estaca en mi corazón?

-No... Te dejaré.

El azul de sus ojos parece haberse congelado mirándome. Me besa en la frente y en las palmas de las manos.

-Algún día te demostraré que puedes confiar en mí, sé que soy un demonio, pero comprobarás que es más grande mi amor por tí que la maldad que llevo dentro.

Besa mis labios con suavidad. Mis labios se entreabren y su lengua entra con fuerza, reclamando de nuevo el dominio en toda su crudeza, sin tiernas demostraciones de afecto, tira de mis piernas abriéndose paso como un huracán. Mis manos van directamente a su culo y le aprieto contra mí, subiendo mis piernas alrededor suyo, facilitando su entrada. Me penetra con agresividad, apretando los dientes, pero entonces yo me impulso para girar, caemos de la cama y me siento sobre él.

-Voy a follarte yo, así que no te resistas -le aseguro.

En la lucha girando, rodando, yo arriba, él abajo, luego al revés, acabo ganando yo. Me impongo y él, extrañamente, se rinde dejándose montar. Inclino mi cabeza para besarle y mi pelo cae hacia delante. Hunde sus manos entre mis cabellos y me mira extasiado, mordiéndose los labios, conteniendo el deseo de imponerse.

-Eres tan bonita, amor, que das miedo...

-Te amo, Spike.

-Yo también te amo. Más que a nada, mas que a todo.

Y cuando vamos llegando al clímax mirándonos a los ojos, sin mordernos, ni besarnos con furia, ni revolcarnos como animales como otras veces, aprovecha la oportunidad para volver a girar y arremeter como enloquecido, cortando mi orgasmo. Se corre aullando y sale de mí, dejándome en el suelo y sube al piso de arriba. Me acaricio, pensando con ironía que tengo dos hermosos vampiros superpotentes y he de acabarme la faena yo sola, porque en estos últimos dos polvos no me he corrido con ninguno de los dos. Oigo los rugidos de Angel, agitado bajo la mordaza. Pobre Angel. Me había olvidado de él completamente. Me levanto y libero su boca.

-Ven aquí, vamos, desátame y sube a la cama. Ya lo dijimos. Nada de pajas tristes y solitarias.

-No tengo la llave de las esposas -le digo subiendo al lecho-. La tiene Spike enganchada en la pulsera...

-Así es mejor. Ahora me tumbo y te acercas a mi lengua, o dispones de mí como quieras... Sigues siendo mi ama -me sonríe

Me da cosa hacer que Angel me termine de satisfacer, pero me dice que no sea idiota, que al fin y al cabo me debe un orgasmo, y qué coño, sigo excitada e insatisfecha. Me siento sobre Angel y entra suave en mí. Me froto contra él, mi clit rozando su vientre, mis manos van de sus antebrazos esposados a sus pezones oscuros y cierro los ojos.

-¿Qué haces? -me pregunta Spike desde la escalerilla -¿Es que todavía no habías terminado o qué? -se ríe.

No puedo contestarle, porque me estoy corriendo. Imaginando que es él quien me tiene en su falda, tan dulce..., qué gusto... qué bueno... qué... bueno...Y me muerdo los labios por no correrme con Angel, gritando el nombre de Spike, que se acerca a la cama con más botellas de whisky. Cuando termino, me levanto y me separo de Angel, pero no voy a dejarle así. Llevo hacia un lado mi cabello y me inclino para hacerle una mamada. Quiero hacerle la mejor mamada del mundo, porque se lo merece, haciendo durar el placer hasta hacerle gritar.

Spike abre una botella y se la acerca a la boca a Angel, que bebe con ganas, hasta terminarla, mientras él se bebe otra. Abre otras dos botellas y repite la misma operación. Creo que están intentando apagar con alcohol la sed de sangre, ya que en la nevera de la cripta no habían bolsas. Todas están en casa.

Sigo con mi supermamada y Angel me mira con los ojos turbios, borracho, ronroneando como un gatito.

-Oh, joder... Dios... no te pares, así, pasa la lengua por la punta. Mmmm. Tengo hambre...

Spike se le acerca, le quita las esposas y se sienta a su lado.

-Perdona, papi, por atarte, sólo era parte del juego. Sin rencor ¿vale?. Sírvete tú mismo, que a fin de cuentas, también te lo debo...-se inclina y le ofrece el cuello.


Veo a Angel transformarse, la frente prominente, los ojos amarillos, los colmillos clavándose fuertemente en el cuello de Spike, que gime y se muerde los labios. Es una imagen sensual. Angel acaricia la cabeza de Spike mientras se alimenta de él y ahora entiendo por qué no se han matado en todos los años que creía que se odiaban. Es posible que se odien, pero hay una conexión entre ellos, muy fuerte, por eso de la línea sanguínea. Angelus convirtió a Drusilla, y ella a Spike. Ese vínculo les une para siempre.

-Para ya, melocotón, que me vas a dejar seco... -Spike separa un poco a Angel de su cuello, que vuelve a su aspecto humano, luego Spike me mira a mí-. Eres preciosa... de verdad... preciosa... y te quiero...- y ahora me guiña el ojo y vuelve la cabeza hacia Angel-. Y tú no te pongas celoso, melocotón, que a tí también te quiero...

Y se besan... Se besan despacio, con los ojos cerrados, tanteando, y luego de forma ávida, ansiosa, entrelazando sus lenguas, suspirando. Es la imagen más erótica que he visto en mi vida. Angel se corre en mi boca, agitando las caderas mientras besa a Spike, que también se corre y humedece de semen mi mano, besando con fuerza a Angel, agarrándole del pelo. Ahora cierran los ojos y se duermen tal y como están. Supongo que el sol acaba de salir. Yo me acurruco entre ellos y dormimos abrazados, muy juntos los tres, felices. Creo que por una vez somos completamente felices. Tenue se oye la voz de Barry Manilow, cantando "Don't fall in love with me".

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