domingo, 24 de mayo de 2009

Alguien recordaba mi nombre (8)

Estúpida, estúpida, estúpida. Me repito a mí misma, cuando intento tirar de las cadenas que tiran de mis manos, sujetas a dos ganchos del techo y sólo consigo hacerme daño en las muñecas. Me revuelvo de nuevo rabiosa. ¿Cómo no me dí cuenta de la cara de completa felicidad de Angel al dormirse? Y es que olvidé por completo la maldición. Angel ya no existe. Ahora es el malvado Angelus, el vampiro sin alma.

Me desperté y no estaba. Habíamos dormido todo el día y yo desperté hambrienta y sedienta. Subía a vestirme para ir a por algo de comida y una botella de agua para mí y bolsas de sangre de cerdo para ellos, cuando me lo encontré arriba, esperándome. Me dijo que si confiaba en él, y yo estúpida, acabé así, encadenada, desnuda, amordazada. Cuando me llamó por mi diminutivo, que en su boca suena como una bofetada en la cara, me di cuenta con horror de lo que había pasado.

-¿Me echabas de menos? -los fuertes puñetazos en la boca del estómago me dejan casi sin aliento.

Sigue utilizándome como saco de boxeo durante un rato más, descargando su furia a puñetazos sobre mí mientras me relata lo que va a hacerle a todos mis amigos. Es su especialidad. Maltratar, torturar y matar a aquello que más quieres para hacerte sufrir. Cuando le oigo describirme con todo lujo de detalles lo que piensa hacer con mi hermana, con mi pequeña Dawn, me vuelvo loca intentando soltarme, pero es inútil.

Angelus tiene grandes planes, y dispone de medios y recursos para llevarlos a cabo. Quiere hacer volar todas las escuelas de cazadoras y volver a abrir la dimensión infernal en nuestro mundo, creando el caos total. Siempre igual. Es un hijo de puta retorcido con ansia de poder, de reconocimiento por sus maldades. Y a todo esto ¿Dónde coño está Spike?

Angelus lo arrastra maniatado hacia el piso superior y lo cuelga de los mismos ganchos, detrás de mí, muy cerca. Demasiado.

Dios... No sé cuánto tiempo llevamos así... Yo me muero de sed y de hambre, pero mi hambre y mi sed sé que no son nada en comparación al tormento de Spike. Su sed de sangre es mil veces más martirizante. Y le tengo justo detrás de mí, su cabeza al lado de mi cuello.

Angelus es siniestro. Su intención es que Spike no pueda contenerse y se alimente de mí hasta matarme.

-Si es lo que quería ella, Spike -le decía sonriendo de forma perversa-. ¿No te lo ha contado? Cuando la encontraste, estaba tan jodida porque se hace vieja que quería que tú la convirtieras en uno de los nuestros, para que nunca dejaras de follarla... ¿No es romántico? SIIIII. ¡ES LO NATURAL! Los vampiros follan con vampiros, no con zorras calentorras. Mírala ahora... No sé cómo no te da asco tocarla... pero después de convertirla... ¡OH, SI! Me imagino como será de malvada y retorcida... Será maravilloso... volveremos a ser una familia. Follaremos como conejos día y noche y buscaremos un bonito albergue infantil para saciar su apetito voraz inicial. ¿No te acuerdas de Dublin? ¡Será divertido!

-Vete a la mierda, Angelus -ruge Spike-. ¡No voy a matarla y mucho menos convertirla!

-¿Es por lo de tu madre? ¿Aún con esa mierda de complejo? -Angelus se le acerca por la espalda y creo que está alimentándose de él, para que sea mayor su necesidad de sangre. Oigo los sonidos de la succión.

-Sé en qué se convertiría -consigue articular Spike-. Sería un monstruo. Ya no sería ella.

-Un monstruo como yo... y como tú... Recuerda nuestra vida juntos, pequeño. Más de cien años sin culpas, sin reproches... LIBRES, LIBRES, LIBRES... Ya no hay chip que te frene, lo he neutralizado. ¿Recuerdas cómo te sentías? Libre para matar, para comer, para cazar... No me digas que no añoras la caza... Tú. Él legendario Spike. Cazador de cazadoras... El azote de las cazavampiros. ¿Qué eres ahora? ¡Mírate! Eres patético. Un pelele en las manos de una puta. Eres la vergüenza de los de tu raza...

-Que te den, cabrón de mierda.

-Vamos, Spike, haz caso a papá. Si la apadrinas siempre estará sometida a tí... como tú lo estás a mí... Creo que necesitas que te demuestre quien tiene la autoridad, quien es el que manda, hasta que recuperes la cordura y hagas lo que tienes que hacer.

Los ruídos guturales de la succión ahora se mezclan con los gruñidos sordos de Spike, y las embestidas que nos lanzan contra la pared. Angel le está sodomizando brutalmente y a cada empujón me empuja a mí, que amortiguo los choquetazos violentos con mi cuerpo contra el muro, con los colmillos de Spike rozando mi cuello, transformado. El alter-ego de Angel es mucho más escandaloso al correrse. Cuando termina, se viste y se va. Spike no habla durante un rato. Siento su cabeza apoyada en mi cuello. Luego se ayuda de los dientes para quitarme la mordaza.


-Spike, cariño ¿estás bien?

-No pasa nada, amor. Sólo quiere demostrar su supremacía y hacerme enfurecer para que te muerda. No es sexo. Es pura violencia. Pero, tranquila, sobreviviré.

Ahora entiendo porqué Angelus no quiere matarme y convertirme él mismo. Además de por querer torturarnos es por lo de la línea de sangre, la línea de mando. Si me apadrina él, yo estaría por encima de Spike, y eso no entra en sus planes. Quiere tenerme bajo el dominio de los dos. Spike sería mi sire, mi maestro, y él seguiría siendo el grandsire, el patriarca de la familia. Spike me jodería a mí y él a ambos.

Ahora se ha ido y nos ha dejado aquí. Supongo que se aburría esperando o ha ido a... Oh Dios... Seguro que ha ido a alimentarse. Tenemos que acabar con él antes de que arrase con media ciudad.

-Spike... ¿Me oyes? No podemos rendirnos. Tenemos que pensar cómo salir de ésta y detener a Angelus.

-Sé cómo hacerlo. Le conozco. Sé que se aburre y no tiene paciencia. Nosotros podemos proporcionarle algo de emoción a todo esto. Sólo tengo que pedirle que me suelte, que nos suelte para... para cazarnos mutuamente.

-Angelus no es idiota. Sabrá que en cuanto nos suelte iremos a por él.

-No. Pensará que tú quieres ir a por él, y ya se guardará de mantenerse alejado de tí mientras contempla el espectáculo. Pero te aseguro que confiará en mí y no esperará mi ataque.

-No podrás convencerle de que te pasas a su bando ahora, por las buenas. Además, estás muy débil. No podrás vencerle en estas condiciones.

-Sí. Sí podré -ahora hace una larga pausa-. Si bebo tu sangre. No toda, claro. Una poca. La suficiente sólo. Tu sangre tiene poder. Mucho poder.

-Si la pruebas, no podrás detenerte. Te volverás loco. No podrás pensar en otra cosa. Me matarás.

-Sólo confía en mí. Confía en mi amor por tí. Podré hacerlo. Podré detenerme a tiempo de no hacerte daño. Créeme.

No podrá. Lo sé muy bien. Conozco a mi rubio vampiro. Sé cómo se vuelve loco conmigo. Si con el sexo es completamente indomable y pierde el control ¿Cómo va a ser capaz de parar cuando esté chupando mi sangre? La sensación es mil veces más fuerte que un orgasmo. No querrá parar. No podrá hacerlo. Y si pudiera conseguirlo, mi sangre le volvería loco y después querría más y más. Hasta dejarme seca. Y yo no quiero morir, ahora no. No quiero, pero creo que es la única solución. Es la única manera de parar a Angelus.

-Spike. Hay algo que tengo que decirte. Si... bueno, si ocurriera algo y yo acabara mal, vamos, ya me entiendes... que no pudieses detenerte a tiempo... Pues quiero que sepas que no pasa nada. Que está bien. De todas formas, Angelus no me dejará con vida, así que prefiero que mi sangre te sirva a tí. Pero prométeme tres cosas. Que acabarás con Angelus, que no me convertirás y que... que siempre recordarás mi nombre cuando despiertes y yo no esté.

-Joder, amor, hablas como si fuera tu puto testamento y no te va a pasar nada.

Creo que Spike ha olido la cercanía de Angelus, y empieza la comedia.

-No voy a dejar que mueras. Te quiero y quiero que sea para siempre. Sabes que nuestro amor no tiene futuro a no ser que seas uno de nosotros. ¿Crees que dentro de diez años tu piel estará igual de tersa y tus pechos seguirán firmes? ¿Y dentro de veinte años? ¿Crees que follaremos igual? Tú te arrugarás, te harás vieja y yo no. Nosotros no. Lo hago por tu bien. Juntos, amor, siempre juntos. No tendré que retener mis impulsos de matar por tí, porque tú serás como yo. Como Angelus y como yo... siempre. Para siempre.


La verdad es que sus palabras me parecen demasiado reales para ser una puesta en escena. Oigo el rugido inhumano, siento su cabeza inclinarse hacia atrás para coger impulso. No es muy considerado. Es brutal. Pero después del dolor inicial, no hay palabras para definir la sensación...Como el sexo anal, pero mejor. Auuuu. Sus dientes en mi cuello, penetrando profundamente, blancos, fríos, grandes... y cada sorbo, cada succión es como una explosión de infinitos orgasmos dentro de mí. No pares, no pares, no pares...

Se detiene.

-¿Qué coño pasa? -oigo la voz de Angelus a nuestra espalda, y de repente despierto del arrebato que me tenía extasiada como de un sueño increíble.

-¡NO SABE A NADA! -aulla Spike, agitándose en sus cadenas, rugiendo como un animal-. ¡Tengo que cazarla, forzarla a ser mía, marcarla por la fuerza! Deseo la adrenalina del miedo, de la lucha por su vida corriendo por sus venas! Quiero luchar, cuerpo a cuerpo, cazadora contra vampiro, como siempre he hecho. Estaca contra colmillos. Igualdad de condiciones. Y quiero imponerme, echarla contra el suelo y violarla con mis dientes mientras se retuerce intentando librarse de mi abrazo mortal. Así sabrá quien manda. ¡Nunca más seré un pelele en tus manos, puta! -ahora su voz profunda baja varias octavas, acercándose a mi cuello-. Vas a ser mía, en cuerpo y alma, porque te voy a morder por todas partes, arrancaré tus pezones a mordiscos y mamaré tu sangre, te meteré la estaca por el coño y beberé tu sangre hasta matarte y después te convertiré y follaremos, follaremos, follaremos y me pedirás más, ¡Me pedirás más! ¡Me suplicarás! ¡Nos suplicarás! Serás nuestra puta, zorra y pervertida y maligna puta y te demostraremos quien está al mando.

-Oh, sí -se entusiasma Angelus- ¡Ese es mi Spike! El sanguinario ha vuelto por fin. Harás que tu maestro se sienta de nuevo orgulloso de tí.

Mientras oigo a Angelus desatar las cadenas a mi espalda, los escalofríos de terror me recorren y el mareo hace que me tambalee al bajar mis doloridas muñecas y brazos.

¿Está Spike haciendo teatro? ¿Finge para convencer a Angel de que nos suelte?

Dios Santo... Creo que no. Creo que habla en serio.

Ha probado mi sangre, y sé el efecto que le causa. Ahora es poderoso y está desatado. Me habrá succionado medio litro o más, y eso unido a la debilidad, y a la paliza que me ha dado Angelus, no es que nos deje en igualdad de condiciones, aunque me den una estaca y yo sea cazadora. Intento recuperarme del mareo, me vuelvo y bendigo mis rápidos reflejos que cosiguen atrapar al vuelo una estaca afilada que se dirigía directamente a mi entrepierna, mientras oigo unas risas entre las sombras. Spike va en serio.

Ahora aparece, como un hermoso tigre blanco, desnudo, bello, pero letal.

-Tenía que ser así, cazadora. Es nuestro destino. Enemigos mortales. No tendré clemencia, porque ya no estoy jugando. Defiéndete, porque no sólo luchas por tu vida, luchas también por tu alma.

Y salta sobre mí. Su polla está tiesa, como si fuera una lanza con la que quiere ensartarme, porque pelea para morderme, desarmarme y metérmela por dónde sea. Me zafo de él de una soberbia patada y me levanto del suelo, de nuevo en guardia. Vuelve a lanzarse y le pego un puñetazo, pero lo esquiva y su patada me lanza contra la pared. Aprovecho la superficie de la pared para impulsarme con las piernas, dar una vuelta en el aire y caerle encima con mis puños preparados. Dos potentes puñetazos en la cara y rodamos por el suelo, con su mano asiendo fuertemente la muñeca de mi mano derecha, donde está la estaca y su otra mano dirigiendo su polla para penetrarme. Mi puño izquierdo sobre su cara, intentando quitármelo de encima, a patadas, pero hoy es más fuerte que yo. Sin embargo, su deseo por mí no le deja pensar con claridad. Lanzo mi estaca a la mano izquierda que tengo libre y le apunto al corazón. Ambos nos quedamos parados.

Spike no me dice nada, pero hay algo en su mirada que... No sé. Se echa hacia atrás, cierra los ojos....
Y...

Y no puedo hacerlo. No puedo clavarle la estaca. No puedo. Es irracional, porque sé que no va a tener piedad conmigo, pero no puedo. Aparto mi mano con la estaca y le suplico.

-Por favor, Spike, cariño. No lo hagas. No me mates. ¿Recuerdas lo que hablamos? Hay que detener a Angelus. Por favor... por favor...

No me habla. Sólo me mira. Su pene presiona sobre la entrada de mi vagina, que ahora no está preparada para recibirlo. Mi corazón late desbocado cuando le veo transformarse y bramar como una bestia. Me penetra con brutalidad y sus dientes se clavan en mi cuello. Dolor, sólo dolor. No hay sensación maravillosa. Sólo puro dolor. En mi cuello, en mi cuerpo, en mi alma. En mi alma.

Ahora le veo detenerse, desencajado. Su boca manchada con mi sangre, sus ojos amarillos enrojecidos, la voz ronca, rugiente.

-¡ANGELUS! -grita-. ¡MUÉRDEME! ¡SABOREA SU SANGRE DENTRO DE MI! ¡DEGÚSTAME A MI DENTRO DE ELLA! ¡SIENTE EL GUSTO DEL PUTO PODER!

Angelus no puede resistirse. Salta desde las sombras y se abalanza contra Spike, pero antes de que pueda hincarle el diente, entre otras cosas, Spike coge la estaca que reposa a mi lado, se vuelve y la hunde en su pecho con tanta precisión, con una velocidad tan sorprendente que durante unos segundos, Angelus se queda como petrificado, mirando la estaca clavada en su corazón. Sus ojos van desde su pecho hacia Spike, sin poder creerlo. Luego explota, convertido en polvo.

Spike se levanta aullando, rugiendo, creo que llorando, hasta que su voz parece romperse y vuelve a su aspecto humano. Me levanta en brazos del suelo y me tumba sobre la mesa.

-Lo siento... -me mira preocupado-. Tenía que ser así para que lo creyera, si hubiese sido más suave no me habría creído.

-¿Cómo es que no estoy desangrada, o inconsciente o muerta? No me habrás convertido... No noto nada raro.

-No. No estaba succionando tu sangre. Ahora sólo mordía tu carne, sin llegar a las venas. De ahí el dolor. Lamento todo el dolor... y toda la sangre. La sangre...

Me observa como si fuese un plato suculento, relamiéndose los labios, con esa expresión enloquecida y desesperada de cuando era adicto, y las aletas de su nariz se dilatan llenándose del aroma de mi sangre que me gotea del cuello. Cierra los ojos y vuelve a transformarse. Vuelve el monstruo. En cuestión de segundos se alternan sus rostros, como librando una batalla, hasta que esconde la cara con sus manos, llorando, como ido.

-No puedo... No puedo resistirlo... Tengo que alejarme, alejarme de tí, hasta que se me pase este ansia, este hambre por tu sangre... Pero no me funciona el chip, y sé que esta noche mataré a alguien, cazaré a alguien y tú me dejarás. Me abandonarás. Y esta noche te he vuelto a hacer daño... y lo peor es que no era todo fingido. Dentro de mí, el demonio que hay en mí quería hacerte daño, disfrutaba con tu dolor mientras mordía tu carne, mientras te forzaba a ser mía. Tú me lo dijiste. Si te hacía sangrar, me abandonarías... No quiero que me dejes. No voy a dejar que me abandones. Sólo hay una solución para conservarte a mi lado. Lo sabes, amor. Sólo si fueras como yo, si fueras una criatura de la noche como yo, seguirías conmigo...

-Hubo un ganador -es importante que lo sepa antes de que sea tarde, antes de que me convierta en otra cosa que no seré yo, en un ser cruel e inhumano-. Spike, óyeme. Hubo un ganador. El absoluto campeón, el dueño por completo de mi corazón. No os amaba a los dos por igual. Era imposible. Necesitaba que hubiera alma, que hubiera algo de alma...

-Ganó Angel -me mira apesadumbrado-. Lo siento. Siento que haya sido así y haya tenido que morir definitivamente.

-Ese ya no era Angel. Y no. No ganó Angel. Ganaste tú. Intenté que el alma de Angel sustituyera tu carencia de ella, tu falta de afecto tierno, pero siempre eras tú. Siempre tú en mi pensamiento. Mi mente me decía que tú no eras bueno para mí, que te dejara definitivamente y me quedara con Angel. El caso es que mi corazón no decía lo mismo. Mi corazón te eligió a ti. Sólo tú, Spike, sólo tú.

-Eso lo dices porque no quieres morir. Dirías cualquier cosa. Pero tú amabas a Angel más que a nada... Ahora serás mía. Sólo mía. Tuviste tu oportunidad, pero no la aprovechaste. Es porque en el fondo, tú también lo deseas. Deseas lo mismo que yo. Juntos para siempre. Ambos inmortales.

-No. No es eso. Tuve mi oportunidad, pero no pude matarte. Nunca he podido. Ni antes, ni esta noche. A Angel le clavé una espada y le envié directo al infierno, porque era necesario para cerrar el portal demoníaco de Acathla y salvar el mundo. Y se lo hice a Angel, no a Angelus. Porque era mi deber. Mi obligación. A tí nunca hubiera podido hacerte algo así. Aunque se hubiera ido el mundo a la puta mierda. Te quiero demasiado y no me preguntes por qué. Ojalá tuvieras alma. Cuando la conseguiste, no pude valorarla bien, hasta que fue demasiado tarde.

-Claro -admite-. Al principio estaba loco, luego poseído por "El Primero", y después el chip me estaba matando cuando se desajustó. Además, la misión era lo más importante. Fueron buenos tiempos ¿verdad? ¿No lo echas de menos? ¿La lucha contra el mal? ¿Patrullar de nuevo juntos? Daría lo que fuera por volver atrás, por volver a ser ese hombre.

-Te regalaría mi alma si pudiera, para que volvieras a ser ese hombre. Pero no me la robes para convertirme en una fiera asesina. No lo hagas.

-No lo haré, amor. Te juro que no lo haré. Yo también te quiero demasiado -un fabuloso resplandor le ilumina. Me sonríe con esa media sonrisa socarrona y levanta una ceja-. Gracias por devolverme mi alma. Le daré un beso a Angel de parte tuya en cuanto le vea, y si veo a Angelus, le daré una patada en los huevos. Te quiero, amor. Cuídate.

Una repentina polvareda de partículas oscuras revolotean en el ambiente, y luego caen lánguidas sobre el suelo, donde hace unos momentos estaba Spike. Las paredes de la cripta se estremecen por mis gritos. Cenizas, sólo cenizas.

No hay comentarios: