martes, 25 de agosto de 2009

MASCOTA


Image hosted by servimg.com


Spike se sonríe y hacía tiempo que no lo hacía. Probablemente desde que Dru le abandonó. No. Hoy no va a pensar en ella. Hoy tiene la suerte de cara y no aprovechar esta oportunidad que le brinda el destino sería tentar a su estrella. Carga con el cuerpo inerte y se dirige a la vieja fábrica, antiguo nido de vampiros, ahora abandonada. Ese será un buen sitio. Sus amigos la buscarán por el cementerio. La cripta no sería un buen lugar. No. Además, la cripta es su casa. Vuelve a sonreir para sí mismo. No suele llevar comida ni trabajo a casa, porque luego tendría que sacar la basura y tampoco desea precisamente que en el fragor de la lucha se le rompa la tele y perderse el capítulo de "Pasiones", ahora que está tan interesante. Por otra parte, deshacerse del cadáver es más fácil en un sitio así, perdido, abandonado, olvidado. Perdido. Abandonado. Olvidado. Como él.

Tira el cuerpo al suelo sin echarle ni una mirada. Para eso ya habrá tiempo después. Y vuelve a sonreir, relamiéndose por anticipado. No podía creerlo cuando la vió allí, tirada en el suelo del cementerio. Aún tenía las marcas de los arañazos del demonio Oarng en la piel de los brazos, así que su cuerpo estará paralizado durante varias horas. Buen sistema de defensa del Oarng. Le permite escapar de un depredador o comerse a una víctima sin resistencia. En este caso, Spike tuvo algo que ver con que no ocurriera lo segundo. Un rugido suyo y el demonio salío huyendo, dejando a su presa abandonada en el suelo.

La había reconocido antes de verla. Su olor. Inconfundible. Era ella. La zorra. La maldita cazadora. Ella tenía la culpa de todo. Ella le rompió la espalda y le dejó postrado en una silla de ruedas durante mucho tiempo, por su culpa volvió Angelus y por su puta culpa Dru le había dejado. Porque se alió con ella para enviar al infierno a su Sire. Dru no se lo perdonó. Ahora él tampoco perdonará. Hay una cuenta pendiente y él esta noche se la va a cobrar. Con creces.

Echa una rápida mirada al recinto. Bien. Tiene unas horas para prepararlo todo antes de que despierte.


***


Mala noche para ir de patrulla sola, pero Buffy no quería ver a nadie. Estaba deprimida por lo de Parker "¿por qué no contesta a mis llamadas? ¿por qué no quiere verme otra vez?" y, claro, perdió concentración en el combate, dejando que el demonio la arañara.

Buffy tiene náuseas. La cabeza le da vueltas y le duele todo el cuerpo. Poco a poco siente el hormigueo crecer desde los pies hacia arriba. Intenta moverse, pero no puede. Ahora se da cuenta de que está colgada a una polea corrediza del techo, con las muñecas atadas a una cuerda.

A duras penas se pone de pie, aliviando las muñecas enrojecidas y peladas de soportar su peso.

-Au. Me duele todo... ¿Dónde estoy? ¿Estoy en la guarida del demonio ese asqueroso?

-No, cazadora. Estás en la mía -Spike aparece desde las sombras. Sus ojos azules brillan en la oscuridad y la cicatriz en la ceja parece centellear también.

-Lo que yo decía. En la guarida de un demonio asqueroso. ¿Qué coño haces aquí, Spike? Te dije que si Dru o tú volvíais a Sunnydale, os clavaría una estaca sin pensármelo un segundo.

-No creo que te encuentres en condiciones de amenazarme, guapa. Si no fuera por mí, ahora serías la cena del Oarng. Aunque, pensándolo bien, no sé qué hubiera sido mejor para ti.

Se acerca despacio a Buffy, como un gato a un canario. Se quita con parsimonia su abrigo de cuero negro y lo deja sobre un antiguo escritorio del despacho de la fábrica.

-¿Qué vas a hacer? ¿Vas a matarme? ¿Ahora? ¿Así? Eres un maldito cobarde, Spike. Desátame y enfréntate a mí como un hombre. Ah. Claro... Lo olvidaba... Tú no eres un hombre... Pero sigues siendo un cobarde.

-Voy a matarte, cazadora -se acerca hasta casi tocar su cara. Las aletas de su nariz se dilatan-. Pero no ahora. Sería demasiado fácil, demasiado bueno para ti. Si hubiera querido matarte así, indefensa, lo hubiera hecho hace horas, cuando estabas inmóvil en el suelo. No. Esta noche morirás, pero no será así. Morirás luchando. Pero antes quiero hacerte pagar por todo, y necesito que estés consciente, porque voy a divertirme un poco antes de la caza.

-¿Cómo que tengo que pagar por todo? ¿Tú y tu Drusil... Por cierto... ¿Dónde está la loca de tu novia? Ah... Es eso. ¡Te ha dejado tirado! -al ver la expresión en la cara del vampiro, sabe que ha dado en el blanco y se ríe-. Y la culpa es mía, claro. Pobrecito Spike... abandonado como un juguete viejo al que nadie le importa, porque no le importas a nadie, por eso nadie quiere repetir otra noche contigo porque seguro que eres una cosa insulsa y aburrida, por eso Parker ya no te devuelve las llamadas y...

-¿Parker? ¿Pero de qué coño... -Spike se acerca más y la mira fijamente, primero confuso y ahora comprendiendo-. Así que ese Parker te ha echado un polvo y luego ha pasado de ti...

El eco de las carcajadas de Spike rebotan contra las paredes del viejo edificio, volviendo a la dolorida cabeza de Buffy, que cada vez está más furiosa, por su situación y porque ese desgraciado vampiro oxigenado esté burlándose de ella.

-¿Y tú qué? Una tiene que estar loca para acostarse contigo. ¿Qué digo? Ni siquiera una trastornada como Drusilla quiere follar contigo ¿Y sabes por qué? Yo te lo diré. Porque sólo tenía ojos para Angelus. Él sí que sabía satisfacerla y no tú. Es eso ¿verdad? Pobrecito Spike, das lástima, como vampiro eres patético, primero incapacitado en tu sillita de ruedas y luego... ¿Cuál es la palabra? Manso, cabestro, cornudo y... ah, claro, e impotente... impotente... impotente... impotente ... -Buffy repite la palabra entonándola como en una cancioncilla ofensiva de patio de escuela.

Spike aprieta los dientes y sus pómulos aún se marcan más en sus rasgos afilados. La cazadora no sabe lo que está haciendo al provocar la ira de un maestro vampiro como él. De un zarpazo desgarra su blusa y se la quita. Luego se lleva la mano a su cinturón, desabrochando la hebilla, lentamente, sin dejar de mirarla con sus ojos de hielo, furiosos.

-¿Qué... qué vas a hacer? -ahora Buffy empieza a asustarse de verdad.

-Voy a darte lo que te mereces, cazadora. Voy a hacerte gritar. Voy a hacerte llorar. Porque ese es mi lema, ya sabes, "si no lloran, no es divertido".

Saca la correa de su pantalón y la rodea, situándose detrás de ella y arranca el sujetador. ¡FLAP! ¡FLAP! ¡FLAP! Los primeros correazos en su espalda desnuda dejan profundas marcas rojizas. Buffy aguanta las ganas de gritar. No va a darle esa satisfacción. No gritará. ¡FLAP! ¡FLAP! ¡FLAP! Spike sigue azotando más fuerte, desea oirla chillar del dolor. Cada azote deja marcas de sangre en su espalda, pero Buffy aguanta estoicamente, ni un quejido, ni un lamento, ni una lágrima. ¡FLAP! ¡FLAP! ¡FLAP! ¡FLAP! Cada vez más fuerte, más furioso. Su espalda es un cuadro abstracto de color rojo, de rojo sangre. Sangre. Sangre. El olor de la sangre enerva aún más los instintos violentos de Spike. Sangre. Sangre de cazadora. Poderosa. Y Spike está hambriento.

Las piernas de Buffy casi ni la sujetan, a punto de desvanecerse por la brutal flagelación. Spike deja caer el cinturón en el suelo y acerca su boca a las heridas abiertas. Lame la sangre. Pasa la lengua despacio por las profundas marcas, saboreando el dulce elixir. Dios. Es mucho mejor que lo que recordaba. Sangre de cazadora. No. No es solamente mejor. Es... es diferente. Es... es... Su lengua ávida lame con fruición, desesperado. Más. Necesita más. Ahora.

Buffy siente la lengua helada en su espalda, que extrañamente calma el dolor de las heridas, y una mano fría le sujeta el vientre desde atrás. La otra mano tira de su cabello hacia un lado, exponiendo la vena yugular, latiendo desafiante, el pulso acelerado. Se clavan. Profundos. En su cuello. Au. Enormes colmillos blancos llegan a los vasos repletos del magnífico líquido rojo. Cada sonido de succión es un sorbo de éxtasis en la boca de Spike y una bajada vertiginosa en una inmensa montaña rusa para Buffy.

"Para, para, para, para, detente, detente que la vas a matar. ¡PARA!"

No. No va a matarla así. No es tan rastrero. Sólo quiere castigarla por su insolencia, por ser una zorra arrogante. Spike hace un esfuerzo sobrehumano por separar su boca del cuello de Buffy. La sangre de cazadora corriendo por sus venas siempre le ha llenado de fuerza. Se siente borracho de poder. Apoya la cabeza en el cuello de la cazadora, aspirando su perfume, llenándose de su aroma. Exquisito. Sin darse cuenta sus manos van hacia los pechos de la chica, y acaricia los pezones que se ponen duros del contacto con la fría yema de sus dedos mientras su lengua recorre su cuello, su nuca, llenándose del sabor a vainilla de su piel.

-¿Qué... qué ... es... estás... ha... haciendo? -balbucea la chica, aturdida-. ¿Spike? Spike no...
Pero Spike no puede pensar en otra cosa que en el deseo delirante que le está volviendo loco, que está a punto de rebentarle el pantalón, sólo piensa en saborear esa maravillosa piel, esos rígidos pezones, que devora con ansia, mientras oye el palpitar acelerado del corazón, que parece recitar una retahíla, una cancioncilla: impo-tente-impo-tente-impo-tente... y la ira vuelve a apoderarse de él.

-¡Cállate! ¡Cállate! ¡NO SOY UN PUTO IMPOTENTE! ¡CÁLLATE, ZORRA! -le baja la falda de un tirón y arranca las bragas, mientras baja la cremallera de su pantalón.

Le sube las piernas y las pone a horcajadas, alrededor de su cintura. Buffy aprieta los dientes cuando la penetra violentamente, ahogando el grito que reclama salir de su garganta, mientras susurra suplicando.

-Por favor... por favor... no.... por favor, Spike, no...., por favor no...

Pero el vampiro no la oye, sólo puede escuchar los latidos de su corazón, que ahora le repiten insistentes: más-más-más-más, y él le da lo que pide. Más. Más fuerte, más profundo, más rápido. Más, más, más, mucho, mucho más. Las fuertes manos elevan más las piernas del cuerpo menudo y caliente, para que las embestidas sean más profundas, más intensas y los gemidos y aullidos de Spike son más salvajes, más animales.

-¡No cierres los ojos! ¡Mírame! ¡Mírame! ¡MÍRAME! -ruge enloquecido.

Cuando Buffy abre los ojos, Spike se pierde en el verde brillante, cegador, sobrecogedor, y se corre gritando, abrazando con fuerza ese cuerpo caliente. Caliente, vivo y caliente. Su cara se transforma, ojos amarillos, frente prominente, los colmillos clavándose, penetrando de nuevo en su carne, sorbiendo, succionando. Refulgentes. Esa es la palabra. Sus ojos son refulgentes. Vuelve a su aspecto humano. Quiere volver a mirarla, a perderse en sus ojos de nuevo, y entonces lo ve. El brillo. Refulgente. El brillo de las lágrimas.

Se separa despacio, como despertando de un sueño alucinante. Intenta apartar su mirada de la de ella, pero no puede. Su mirada terrible. Acusadora. Condenatoria.

-Te habrás divertido... -susurra Buffy-. Ya estoy llorando. Lo que tú querías... Lo que tú querías, violador hijo de puta...

-Yo... yo no... yo no sé que me ha pasado... no... yo nunca... nunca he hecho algo así... yo... yo... yo no soy un... un... un violador... yo no...

-No... Eres un perfecto caballero inglés -la chica se ríe amargamente entre lágrimas-. Un... perfecto... caballero... que...

Buffy pierde el conocimiento. Su cabeza se inclina hacia delante, y mechones de su cabello rubio le cubren parcialmente la cara, los brazos tirantes, las muñecas peladas por el roce de la cuerda.
Spike contempla rígido su cuerpo pequeño, desnudo, vulnerable.

-¡Mierda! ¡Puta mierda! ¿Pero qué he hecho? -baja la cuerda de la polea y el cuerpo se desploma en sus brazos. Su pulso es débil y rápido y sus labios están resecos. Probablemente habrá succionado más de un litro de sangre. Demasiada. Mierda. Esos no eran sus planes para esta noche precisamente. Nada está saliendo como había previsto ¿Pero qué cojones ha pasado?

Deposita el cuerpo inerte con cuidado sobre un viejo colchón, vestigio del antiguo nido de vampiros. No. No puede arriesgarse a dejarla así. Las cazadoras sanan pronto. Es posible que recupere el sentido antes de que vuelva, así que busca en la mochila. Eso servirá. Saca una cadena con collarín para el cuello y se lo pone, enganchando la cadena a unas esposas y éstas a un gancho de la pared. Tira fuerte. Imposible soltarse. Bien.

Antes de irse saca un cigarro del bolsillo de su abrigo y lo enciende. Vuelve la cabeza para mirarla. No se mueve. Se quita el abrigo y lo deja caer encima de ella, cubriendo su desnudez.

¿Qué ha pasado? ¿Qué ha pasado? No deja de martillear la pregunta en su cabeza mientras camina por las desiertas calles. Su sangre. Esa es la respuesta. No. No lo es. Bien es cierto que la sangre de una cazadora es un poderoso afrodisíaco para un vampiro, pero también lo es el marisco para los humanos y nadie piensa en follarse una gamba después de zamparse una parrillada.

Spike no se lo quita de la cabeza. Antinatural. Peor que la zoofilia. Los vampiros no se acuestan con humanos, los vampiros follan con otros de su misma raza. Los humanos son comida, las cazadoras son pura excitación en la caza, pero son sólo eso. Presas. Trofeos de caza. Sí... Sí... pero ninguna huele, sabe, habla, mira como ella. Su cabello es suave y brillante, su mirada luminosa enciende el deseo y su olor, ay, su olor a vainilla y a fresas, dulce, inocente y a la vez fuerte, incitante, provocador que...

-Oh. Mierda. Puta mierda. Otra vez. ¿Pero qué coño me pasa?

Mientras tanto, Buffy recupera la conciencia sobre el colchón. Intenta levantarse, pero la cadena del cuello se lo impide, así como el efecto del veneno del demonio, que aún mantiene débiles sus músculos. Se siente mareada, tiene la boca seca, pero sobre todo se siente asqueada, asqueada, asqueada. Consigo misma. Es culpa suya. Debería haberse callado, pero no, tenía que llamarle impotente. ¿A quién se le ocurre llamar impotente a un vampiro furioso estando indefensa y a su merced? Tenía que provocarle, tenía que provocar a un animal que no tiene alma ni conciencia porque... porque... porque quería que lo hiciera. Se mordía los labios para no terminar la frase.

"Por favor, Spike no... no pares... no pares... por favor, no... pares".

¿Qué coño le pasa? Un vampiro es un ser repugnante, peor que una bestia. ¿Es por lo de Angel? Pero Angel tenía alma, era diferente. Era dulce y encantador. No. No va a engañarse a sí misma. No pensaba en Angel, ni por un segundo le pasó por la cabeza el recuerdo de Angel al sentir los dientes de Spike en su piel, el dolor, el placer del dolor, las manos frías en sus pechos, su lengua salvaje lamiendo sus pezones, su polla dura entrando en ella con fuerza, vibrante, y ella ahogaba el grito. Porque quería gritar su nombre. "¡Spike!

Necesidad. Tenía necesidad de él. Urgente. Es demencial. Un monstruo que la secuestra, la ata, la azota, le muerde y la ¿viola? ¿Es violación cuando la víctima tiene el orgasmo más intenso de toda su vida? Sí, es cierto que no pidió permiso y la forzó, pero ella lo estaba deseando, cada embestida, cada gemido de él le llegaba al alma y sus ojos... Dios... qué azul más hermoso... como el mar enfurecido, como el cielo después de una tormenta. Quería acariciar su pelo, lamer su cuerpo por entero, quería...

-Oh. Mierda. Puta mierda. Otra vez. ¿Pero qué coño me pasa?
 


***
 


Spike entra con una bolsa en la mano. Se acerca al colchón y Buffy recula hacia atrás, asustada, cubriéndose más con el abrigo.

-No te acerques. No me toques. No me toques, no me toques, no me toques...
Spike se queda parado. Nunca en su vida se ha sentido tan... avergonzado. ¿Culpable? No tiene alma, no puede sentirse culpable, pero esa sensación extraña de pesar, de congoja insufrible dentro del pecho no la había sentido en más de cien años. Desde lo de su madre.

-No voy a hacerte daño. No voy a... a tocarte. Te he traído esto - se acerca al colchón y le ofrece unas botellas de bebida energética-. Necesitas reponer líquidos.
Buffy acerca la mano para coger la botella, se muere de sed, pero el movimiento rápido hace que se maree de nuevo y se tambalea hacia atrás.

-Espera. No te muevas -Spike se sienta despacio en el colchón y abre la botella acercándola a la boca de la chica y sujetando su cabeza. Ella bebe con ansia- Despacio. Traga despacio o tendrás náuseas. Así, despacito. Bebe pequeños sorbos. Poco a poco.
Buffy bebe sin dejar de mirarle. Asustada. No sólo por lo que él vaya a hacer, sino por el temor a que su cuerpo vuelva a reaccionar de la misma manera, porque está muy cerca. Demasiado cerca.

-Date la vuelta -la voz profunda de Spike cosquillea en su oreja y Buffy abre mucho los ojos.
-No... Eso no... -su cuerpo empieza a temblar, no sabe bien si de miedo o de deseo. Tal vez una mezcla entre ambos.

-¡No! ¡Mierda! ¡No es eso! -deja de mirarla aturdido y saca de la bolsa una botellita de ungüento-. Es para la espalda. No voy a hacerte daño, de verdad... yo...
Se calla y traga el nudo que le oprime la garganta. Tira de las piernas de Buffy y despacio la gira de espaldas, tumbándola sobre su abrigo.

-¿Te duele?

-No.

-Sí. Sí te duele. Hay... hay una manera más eficaz de calmar el dolor y desinfectar las heridas. Sanarás antes con mi saliva que con el ungüento.

-¿Por qué haces esto? Voy a matarte, hagas lo que hagas ahora, voy a matarte.

-Esa era la idea, cazadora. Tú y yo. A muerte. Primero pincharte un poco, ponerte furiosa, esperar a que te pase el efecto paralizante por completo y luego un buen combate. Todo esto... tu espalda y... todo... todo lo que ha pasado después no entraba en mis planes. No sé qué demonios ha ocurrido, pero he perdido el control. Ahora tienes que recuperarte si quieres estar preparada para enfrentarte conmigo en plenas condiciones físicas, así que no te muevas. Notarás un poco de frialdad, pero el dolor cesará y las heridas acabarán de cerrar.

Sentir de nuevo la lengua en su espalda es más de lo que Buffy puede soportar. Su lengua, su saliva fría es un bálsamo suave, el dolor desaparece y es sustituido por ese cosquilleo intenso de ardor y deseo en las entrañas que le hace respirar con agitación.

Sentir de nuevo el sabor de su sangre en su boca es más de lo que Spike puede soportar. Oye su respiración, nerviosa, agitada y sigue lamiendo. Desea el contacto con su piel. Se quita la camiseta y sigue lamiendo, despacio, con cuidado, utilizando los enzimas adecuados de su boca para acelerar el proceso de cicatrización, no para verter más sangre. Ahora no. Ahora no desea que sangre, no desea hacerle daño, desea... desea tomarla de nuevo entre sus brazos, volver a sentir su calor, volver a entrar en ese calor palpitante.

Buffy oye el sonido de la cremallera al bajarse. El sonido del vaquero al caer en el suelo. Oh, Dios, sí, sí, sí, sí. ¡SÍ! Quiere su cuerpo frío, desnudo, sobre ella. Sentir su piel. Y se estremece al percibir sus manos elevándole las caderas, recolocándola de rodillas, la cabeza apoyada en el colchón. Se introduce despacio, resbalando suave hacia dentro, muy dentro, porque la entrada está húmeda, muy húmeda por el deseo. Buffy intenta ahogar el quejido hundiendo la cara sobre el abrigo de cuero negro de Spike.

A Spike no le sorprende su humedad. Ya se ha corrido dentro de ella y está lubrificada por su semen. Aaaaah. Es... es... . No hay palabras. Está ceñido en ella, en su conducto estrecho y caliente, entrando y saliendo suave, lento, recreándose, sintiendo, sintiendo su calor.

Buffy no comprende como el frío puede ser tan ardiente. Es fuego, puro fuego dentro de ella, haciéndola gemir ahora que sus embestidas son más profundas, más ansiosas, rápidas, fuertes, potentes, golpeando carne fría contra carne caliente, sin parar, con un ritmo frenético, desesperado, apremiante por encontrar el alivio necesario. Cuando siente el fuego helado, nitrógeno líquido en su clítoris, acariciando, presionando con sus dedos expertos, entonces ya no puede, no puede. Tiene que gritar. Se corre gritando. Spike sigue arremetiendo contra ella con ganas, con ansia hasta que una explosión de semen frío la inunda, la llena, la colma, y los rugidos y alaridos del vampiro se mezclan con los suyos, porque vuelve a tener otro orgasmo. Brutal. Y las embestidas siguen, imparables.

Oye sus gritos, pero eso no le detiene, al revés, es un estimulante para seguir, para seguir tirándosela sin compasión, una y otra vez. Se corre, pero sigue, porque desea más, más, más... Tras varias horas se para, pero no quiere salir de ella. Quiere quedarse allí para siempre, dentro de su calor, aspirando su olor, acariciando sus pechos, su espalda, su culo suave.

Aún le siente dentro. Buffy está temblando. Todo su cuerpo tiembla. Es... horrible. ¿Cuántas veces se habrá corrido? Está extenuada. Temblando de puro éxtasis.
Y eso que se creía frígida... Angel fue tierno y dulce para no lastimarla porque ella era virgen. Estaba tensa y claro, es comprensible, no llegó al final. Se supone que después viene lo mejor, pero no hubo oportunidad de sentirlo, porque se convirtió en el malvado Angelus. Con Parker fue peor. Fingió un orgasmo que no tuvo.

Ahora piensa horrorizada que no era un problema de frigidez. El problema es que lo que la excita, lo que la lleva al límite es que le den caña, que un monstruo perverso y desalmado la tome con brutalidad durante horas, encadenada y en una posición sumisa. "Oh, Dios, soy una degenerada viciosa y horrible... "
 
Spike nota el fuerte temblor en el cuerpo de la cazadora y sale de ella. Dios. Ha vuelto a hacerlo. Le dijo que no iba a tocarla, que no iba a hacerle daño, y ha vuelto a forzarla sin miramiento, de forma salvaje, a aprovecharse de su vulnerabilidad. No puede mirarla a los ojos ahora. Debería romperle el cuello. Sería rápido y no tendría que enfrentarse de nuevo a su mirada de desprecio, de repugnancia, de horror. Pero no serviría de nada. Su mirada está ahí, clavada en su pensamiento, la adivina sin tener que verla.
 
Buffy sigue sin moverse, de espaldas, sin volver la cabeza. Siente sus manos en su cuello. La llave abre el pasador de la correa, se la quita con suavidad, se oye un clic metálico y algo golpea el suelo a su lado. La llave. Buffy levanta la cabeza y le ve. Spike se ha puesto el collarín en su propio cuello y se tapa la cara con las manos. ¿Está... está llorando? Los vampiros no lloran, no sienten compasión.

-Mátame, Buffy -la mira fijamente, sereno, los profundos ojos azules inundados por las lágrimas-. En poco tiempo recuperarás toda tu fuerza, toda tu movilidad y podrás matarme. Hazlo despacio. Véngate. Hazme lo que quieras. No servirá de mucho, pero lo siento. Lo... lo siento.
Buffy no dice nada, se pone su abrigo negro y se acurruca como un gatito, apoyando la cabeza en su muslo. Inmediatamente se queda dormida.


***


Despierta llena de energía. Spike parece dormir. Le contempla con detenimiento. Dios. Su cuerpo es... perfecto. Atlético, sus músculos abdominales tan marcados, su... Oh Dios Santo... Su polla es enorme, es... es... magnífica. Con razón se sentía tan llena, tan mmmmm. Nunca había visto una así, de cerca, con detenimiento. Con Angel todo ocurrió bajo las sábanas, y con Parker todo fue muy rápido.

Es bonita. Es grande, muy grande, pero no tiene venas marcadas ni es rugosa. Parece suave. La toca. Es como mármol. Como una fabulosa columna de alabastro. Blanca, fría, suave y dura. Dura, muy dura.

-Me la vas a cortar ¿verdad? -la voz profunda de Spike provoca un respingo en Buffy, que deja de tocarle de inmediato- Hazlo. Para lo que me sirve... -ahora se ríe de forma triste, moviendo la cabeza.- Tenías razón. En lo de la impotencia, quiero decir. Por eso ella me abandonó por ese demonio Fungus. Porque yo ya no podía hacerlo con Dru. No podía... No después de... -se lleva con la mano el pelo hacia atrás, moviendo la cabeza hacia los lados-. No sé qué me ha ocurrido esta noche, pero quiero que sepas que... que... eh... eeeeh?

Buffy está cogiendo el pene de Spike y lo acaricia despacio, subiendo y bajando la piel con mano que rodea su base, tan fascinada por su tamaño, su suavidad al tacto, la elasticidad de la piel... que no ha oído una palabra de lo que ha dicho Spike. ¿Y los testículos? ¡Qué... bonitos! Tan redonditos y frescos y cuando los toca parece que quieren escapar y se suben y bajan y...

-Creo que tengo el síndrome de Luxemburgo -dice la chica, parando y mirándole a los ojos sin pestañear.

-De Estocolmo -Spike sigue mirándola pasmado-. Y no seas ridícula que no lo tienes. El síndrome de Estocolmo aparece tras mucho tiempo de relación entre secuestrador y víctima.

-Entonces es peor.... Ay Dios... No puedo dejar de tocarte... -sigue acariciando los testículos de Spike-. No sé qué me pasa. Yo... yo creo que... creo que soy una pervertida, una masoquista o algo peor...

-¿Pero qué dices? No entiendo nada. Quieres decir que...
Buffy no le mira, ruborizada, encendida como la grana y asiente con la cabeza.

-¿Que te gustó? -Spike la mira alucinado-. ¿Quieres decir que... que te corriste?

-Oh, siii. Muchas, muchas veces -Buffy besa los músculos de su abdomen-. Tú tienes excusa, eres malo, eres un vampiro, pero lo mío es peor porque...

-¡Habrase visto puta manipuladora! Yo sintiéndome culpable y tú pasándotelo en grande a mi costa... -se levanta furioso, pero de pronto se para y se ríe como un poseso ante la mirada de estupor de Buffy-. ¿Pero cómo he podido ser tan idiota? Ya sé lo que nos ocurre. Intoxicados. Estamos intoxicados. Tanto tú como yo. El veneno del demonio Oargn. Estaba en tu sangre y yo bebí. Ahora lo entiendo todo -sigue riéndose-. No fue culpa mía. Fue el veneno. Supongo que es como una droga afrodisíaca que nos nubló la razón y... ¿por qué me miras así?
Buffy se levanta también sonriendo. Claro, respira aliviada. Está drogada por el veneno del demonio. No es una pervertida, sólo es un efecto secundario. Ahora es ella quien mira a Spike como el gato que se quiere comer al canario.

-Mi mascota... -se acerca a acariciar la cadena de su cuello, entornando los ojos-. Mientras dure el efecto de la droga vas a ser mi hermoso animal de compañía. Voy a jugar contigo, Spike. Me diste tu permiso ¿recuerdas?. ´"Hazme todo lo que quieras". Eso me dijiste.

Spike la coge del cuello furioso, transformado.

-No voy a ser tu puta mascota. Puedo matarte cuando quiera con mis propias manos, o morderte y desangrarte cuando menos te lo...

-La llave, estúpido -Buffy le pega un puñetazo en la cara-. Está fuera de tu alcance. Si me matas no podrás soltarte, y si te pones muy tonto, te amordazo y te ato las manos. -Se quita el abrigo y Spike no le quita ojo a su cuerpo desnudo, mordiéndose los labios-. Bonita piel. A lo mejor me la llevo y la clavo en la pared como un trofeo.

Y Spike no está muy seguro de si se refiere a la piel de su abrigo de cuero o a la suya propia.

-Eres una zorra... una puta que... Aaaaah..

Spike se estremece. Buffy está de rodillas y pasando la lengua por su polla. La está lamiendo como quien chupetea un caramelo. Para Buffy es como un helado, pero mejor. Saborea el glande y baja hacia los testículos. Quiere experimentar. Nunca había tocado una polla y mucho menos la había chupado, así que no tiene prisa. Es toda suya. Lame, relame, chupetea, acaricia, aprieta, pellizca, incluso muerde un poco, haciendo caso omiso a las demandas de Spike, que está desesperado.

-Por favor... métetela ya en la boca... hazme una mamada... hazme lo que sea... pero por favor, hazlo ya...

Buffy se la mete en la boca, para alivio de Spike y la chupa lentamente, cogiéndola desde la base, porque es muy grande.

-Así, amor, aprieta más los labios, eso es. Chupa con fuerza, de arriba a abajo. Eso es.. Por favor, no te pares ahora... más rápido... Por todo lo que más quieras... me estás matando... por favor, por favor...
 
Buffy sigue despacio, torturándole. Le gusta verle así, temblando de deseo, intentando embestir contra su boca, pero cada vez que lo hace, ella se aparta. Tiene que entender que ella lleva las riendas. Sigue chupando con insistencia, ahora algo más rápido, más rápido y apretando más fuerte.

-Dios... cazadora... me corro... Ahhhh, aaaaaaaah.

Su semen fresco, sale disparado estallando en su boca. Sabe raro, pero no le disgusta. Entre salado, ácido y picante. Y está frío.

-¿Qué, cazadora? Buena cosecha ¿eh? ¿Es diferente al sabor de los humanos?

-¿Y yo qué sé? -Buffy pasa la lengua por la punta, golosa.

Spike se queda mirándola. "¿Qué edad tendrá? Joder. ¡Si es una cría! ¿Diecisiete, dieciocho? -se sienta a su altura y le toma la cara dulcemente con las manos.

-No habías hecho esto nunca ¿verdad? -le pregunta acariciando su pelo, aspirando su aroma.

Ella no dice nada, pero se ruboriza. Sus manos no pueden estar quietas. Toca sus abdominales, sus pectorales, acaricia, aprieta, chupetea sus pezones. Más, quiere más. Ahora está caliente, muy caliente y necesita tenerle dentro. Ahora.

Tira fuerte, muy fuerte de las piernas del rubio vampiro para tumbarle y oye el crujido. ¡Crack!

Spike no se mueve. Su cuello está en una posición extraña, la cadena de la correa muy tirante y sus ojos están cerrados. ¿Pero que ha hecho?

-Oh, Dios... ¿Spike? ¡SPIKE! -corre a por la llave y la introduce en el collarín- ¡Respóndeme, Spike, maldito seas!

En cuanto le quita el collarín, Spike, aprovechando la turbación de la chica y el factor sorpresa, se lo vuelve a poner a ella con una velocidad sobruhumana y la mira sonriente.

Hace oídos sordos a los gritos, insultos, provocaciones, amenazas y demás demonios que salen por la boca de Buffy. Se levanta del colchón sin decir ni una palabra, se viste y se va al local de Will. Necesita unas cuantas cosas. La noche puede ser muy, muy larga.
 

***
 

"Hijo de puta... Yo pensaba que le había roto el cuello y estaba tan preocupada, tan angust... "¿Angustiada por Spike? Ufff. Los efectos de esta intoxicación son más graves de lo que pensaba... y ¿dónde coño ha ido ese estúpido vampiro oxigenado? No me habrá dejado aquí tirada... ¿o sí? Y yo estoy tan caliente... No puedo dejar de pensar en su cuerpo, en sus ojos, en su enorme..." Buffy cierra los ojos y se lleva la mano entre sus piernas, suspirando.

-Shhhhh. No hagas eso... -oye su voz grave, de pronto a su lado y antes de que pueda reaccionar, él coge su mano y le muerde en la arteria, succionando despacio. Buffy pone los ojos en blanco, suspirando, arrebatada.

-Ya ha vuelto el amo, y el amo tiene el poder de decidir cómo y cuándo te corres. Voy a disfrutar de lo lindo, voy a hacerte de todo y sin sentirme culpable. No sabes cuánto me tranquiliza saber que no soy un anormal. Sólo estoy infectado, tu sangre me ha infectado, cazadora -chupa sus pezones con ansia, lamiendo, succionando, dando pequeños mordiscos y Buffy se agita-. Mnnn qué bien hueles. Es todo tu cuerpo, despide un aroma a excitación sexual que me vuelve loco. Voy a comerte, a comerte toda, entera, a comerte...

Mientras Spike hunde la cabeza entre las piernas de Buffy. Ella está aterrorizada. "¿Va a morderme ahí?"

-¡Aaaaaaaaah! -sus piernas se agitan impulsivamente. No. No la está mordiendo. Oh... no... Es su lengua fría acariciando, rozando su clítoris despacio, entrando dura en su vagina- Mmmmm, mmmmm, mmmmm.

Nunca había sentido algo así. Se lo hace despacio. Tiene un instinto increíble. Cuando presiente que se va a correr, baja el ritmo, para retener el orgasmo y sigue más lento, incitando, estimulando hasta que la chica llega al límite del deseo, impaciente, exasperada, casi histérica por conseguir el alivio, para que no pare esta vez.

Y ahora no para, no para, no para, porque no necesita respirar, pero ella sí, necesita respirar, porque se está quedando sin aliento, porque el orgasmo comienza tan fuerte que le corta la respiración. Inesperadamente él se para, manteniendo separadas sus piernas. Ella está desesperada. "Sigue, sigue" le dice con los ojos, agitada, pero Spike sonríe ladino.

-Suplícamelo. Implora y lo haré. Pero rebájate a pedirlo, zorra...

-Por favor, Spike, por favor, no pares, por favor... -la lengua vuelve a su clit, y Buffy grita sacudida por una corriente de placer infinito que le arquea la espalda y que sacude su pubis impulsándolo hacia arriba y abajo sin control.

Las sacudidas van perdiendo intensidad, y entonces Spike se separa y la mira. El brillo de sus ojos, la transpiración de su cuerpo, el olor y el calor que despide su sexo. Y su sabor... Es tan maravilloso como el sabor de su sangre. De su sangre.

Se lanza sobre ella transformado y al tiempo que la penetra, sus colmillos también penetran en su cuello, volviendo a abrir las heridas, penetra y succiona, embiste y succiona, empuja y succiona. Es el paraíso.

-Spike, sí, oh, sí, siiiiiiiiiii -el vértigo es alucinante, las embestidas son rudas, violentas y salvajes. Está follándola como un animal. Se aparta de su cuello y vuelve a su aspecto humano, aprieta sus pechos con rudeza y sigue embistiendo, arremetiendo, mirándola a los ojos, extasiado. Tira de su pelo con fuerza.

-Dímelo, cazadora. Mírame y dímelo. Díme lo que quieres. Necesito oírtelo decir. No pares de decírmelo.

-Fóllame, Spike, fóllame, fóllame, fóllame...
 

***
 

Buffy despierta débil y muy mareada. Unas manos frías le sujetan la cabeza mientras la bebida energética vuelve a bajar por su garganta poco a poco. Oh sí. Tenía sed. Mucha sed. Los brazos caen pesados , no tiene fuerzas para moverlos. La cadena cae al suelo y siente los brazos fuertes de Spike que la cogen en brazos.

-¿Dón... dónde... me... ... me llevas? -consigue articular.

Spike la tumba de espaldas en el escritorio y susurra a su oído sujetando la cadena que oprime su cuello.

-No olvides que tú eres mi puta mascota, que yo soy el amo y puedo hacer contigo lo que quiera. Angel sólo te descorchó, amor. Pero yo soy el primero en todo lo demás. Yo he sido el primero al que le has chupado la polla. Seguro que he sido el primero que te ha comido tu lindo coñito y con quien te has corrido hasta ver las estrellas, así que también voy a ser el primero con quien vas a tener sexo anal. Será como tomar tu segunda virginidad -se relame el labio inferior, con un gesto lascivo.

Buffy, sin fuerzas para protestar ni para moverse le ve acercarse de nuevo, con movimientos felinos, como un tigre salvaje. Sus ojos azules brillan al destapar el frasco de lubricante. Coge una buena cantidad y la unta despacio en el orificio, besando y lamiendo sus nalgas. Introduce un dedo, cargado de crema, luego mete dos dedos y los gira hacia un lado y hacia otro. Buffy ahoga un quejido y se revuelve. Spike tira de la cadena de su cuello, volviéndola a inmovilizar con brusquedad.

-Agradéceme que haya ido a por lubricante y pórtate bien, porque si no lo haces, los próximos días te follaré en seco y te aseguro que será peor.

-¿Los... próximos... días...?

-Ah... Claro. No te lo he dicho. Antes cuando me fui, me acerqué al bar de Will, que suele tener de todo y me agencié el lubricante y... un botecito de toxina de demonio Oargn. Eché unas gotitas en tu bebida, la dosis justa para que no te resistas, para que sigas excitada mucho más tiempo. Vamos a jugar juntos mucho, mucho, mucho. No quiero que esto se acabe. Quiero tenerte así, encadenada, como una perra en celo y te follaré día y noche, a todas horas, siempre que quiera, siempre que me apetezca, porque tú también lo deseas igual que yo...
Buffy siente la punta de su polla presionando su esfínter y aguanta la respiración.

-No... así no -Spike la coge de nuevo en brazos y la deja sobre el colchón-. Así no puedo verte. Quiero ver tus ojos, la expresión de tu cara cuando te la meta entera en tu apretado culito, amor.
Echa una buena cantidad de lubricante en su polla, que está tan rígida que parece una roca. Buffy mira su envergadura y su grosor sobrecogida, y en su mente confusa sólo puede pensar "qué brillante, qué reluciente, qué aaaaah!

Spike echa las piernas de la chica hacia atrás con rudeza, lanzádose sobre ella, tira del culo hacia adelante y empuja los muslos de la chica más atrás, más atrás. Guía su polla hacia la entrada posterior.

-Relájate, amor, así será menos doloroso...

La invade centímetro a centímetro, ajustándose, encajándose, acoplándose, sin dejar de mirarla, estudiando todas sus reacciones: las gotitas de sudor de su frente, el corazón acelerado, el estremecimiento que la recorre entera, el lamento que sale de su garganta, los dientes mordiendo los labios, los ojos no pueden ocultar el dolor. Spike se siente abrazado, acogido dentro del espacio reducido, caliente, muy, muy caliente, entonces empieza moverse lentamente hechizado por el calor que irradia el cuerpo de la pequeña cazadora, tanto por fuera como por dentro. Buffy sigue temblando, caliente, quema, quema, arde por dentro, arde, fuego, fuego frío que le quema.

-Spike... -susurra con un hilito de voz- me hace daño...

-Lo sé, amor. Al principio siempre duele. Intentaré ir más despacio...

-No... No... -le coge del pelo, alterada-. Todo dentro. Necesito que entres del todo, profundo, completo... Lo deseo tanto que me duele. Quiero más, Spike, más fuerte...

El vampiro la mira asombrado y acomete ahora con ímpetu, fuerte y duro. Buffy gime como loca y sus paredes internas se contraen al alcanzar el clímax. Spike se corre al sentirlo, sin poder contenerse ya. La saca despacio y baja las piernas temblorosas de la chica. Acerca su cara a la suya, respirando su aliento jadeante, sumergido en sus ojos y roza sus labios. Ella saca ávida la lengua y lame sus dedos con ansia, envolviéndole con sus piernas, pura excitación. Él sonríe, divertido.

-¿Quieres más?

-Síiii, por favor... -Buffy está como ida, ajena a cualquier cosa que no sea la imperiosa necesidad de volver a tenerle dentro, de tocarle, de lamerle, de volver a sentir su piel, el contacto de su fría piel, de sus manos, de su lengua sobre ella, lo que sea, pero lo necesita con urgencia.

-¿Tantas ganas tienes? -la voz de Spike baja de tono unas cuantas octavas, siniestra y su mirada es sombría y peligrosa, mientras se relame- Vamos a comprobar cuántas ganas tienes, hasta dónde estás dispuesta a llegar...
 
 
***

-Aaaaaah! -abatida Buffy se lleva las manos a la cara y empieza a llorar desconsolada- lo necesito... te necesito...

Algo se le remueve dentro a Spike. El corazón le hubiera dado un vuelco en el caso de haberle latido y sólo desea confortarla y consolarla, abrazar ese cuerpo menudo y tembloroso, tan fuerte y tan frágil a la vez y hacer todo, todo lo que quiera para que deje de llorar.

-No, cielo, no. No llores. Voy a hacerte disfrutar hasta que no puedas más, voy a hacerte sentir que tocas el cielo con las manos -y mientras habla la abraza y besa todo su cuerpo, abre sus piernas y se hunde en ellas. Buffy acaricia sus cabellos rubios, extasiada por el inmenso placer que le provoca, cuando siente los dedos fríos entrar en su vagina y en su ano a la vez que su lengua le estimula el punto se corre gritando su nombre.

-¡Spiiiiiike!

Pero aunque el orgasmo ha sido intenso, no es suficiente. Sigue estando hambrienta. Hambrienta de Spike. Y él también lo está de ella.

Lo hacen sin parar. Se muerden, se chupan, se tocan. Buffy le monta y le cabalga, luego Spike la sodomiza de pie contra la pared, follan de rodillas, de frente, de espaldas, en todas las posturas, con los dedos, la polla, la lengua por todos los orificios de su cuerpo. Hunde sus colmillos en su cuello tomando pequeños sorbos y la embiste rudamente, con toda la fuerza y la violencia de la que es capaz.

-¡AAAAAAAAAAAAAHHH! -Buffy chilla y las paredes de su vagina se convulsionan enérgicamente al sentir el frío semen explotar de nuevo dentro de ella- Síiiiiii,, síiiii.
Llevan varias horas más haciéndolo sin llevar la cuenta de las veces que se han corrido. Spike abraza su cuerpo caliente, caliente. Demasiado caliente. Buffy arde de fiebre, el fuego la está consumiendo por dentro y no hay nada que pueda aliviarla más que el frío, el frío, el cuerpo frío de Spike. Se agita inquieta cuando él sale de ella y sus ojos le miran brillantes, febriles, suplicantes, perdida en los ojos azules de Spike, acariciando sus labios, sus pómulos, su rubio cabello. El mundo ha dejado de existir para ella, no existe nada excepto él, y le necesita imperiosamente. El dolor de la separación la está matando, la está matando.
 
-No... no... no te vayas... no me dejes -murmura medio ida, abrasada por la excitación y el ardor que la domina-. Por favor, Spike, cariño, te deseo, te deseo, te deseo...

Sigue delirando por la fiebre, suplicando más, completamente trastornada.

-Haré lo que quieras, todo lo que quieras... ¿Quieres que te la chupe? ¿Lo volvemos a hacer por detrás? ¡Ya sé lo que quieres! Muérdeme, muérdeme, toma mi sangre, o pégame, azótame, hazme daño si es lo que te gusta pero fóllame, fóllame, fóllame...

Spike está aterrado. Ni Drusilla en todos los años que llevan juntos ha estado tan perturbada como ahora lo está Buffy, que delira, murmurando hasta que se desmaya. Spike coge el frasquito de veneno de demonio Oargn, lo mira durante un rato y luego lo estrella con fuerza contra la pared.
 

***
 

Buffy se remueve inquieta, y se gira en posición fetal. No deja de llorar. Spike se estremece al verla. Las magulladuras en sus pechos, las marcas de sus mordiscos, las líneas rojizas de su espalda... Seguramente tendrá desgarros y laceraciones en otras zonas menos visibles también.

Sin embargo las heridas y la sangre no suelen impresionar a un vampiro. Es algo natural en sus relaciones sexuales. Lo que estremece a Spike es verla sollozar. Así, encadenada, con la correa en el cuello, parece un cachorrito apaleado, el cordero en manos del lobo. Con el corazón en un puño le quita la correa del cuello.

-No podía hacerlo con Drusilla. No después de lo de Angelus. Cuando él volvió a nuestras vidas, ella sólo quería estar con su "papi" y yo no podía hacer mucho en la silla de ruedas. Los vampiros desprecian la debilidad y Angelus te aseguro que podía ser muy retorcido, mucho más cruel de lo que ahora me apetece recordar. Pero eso no era todo. Luego fue peor. No podía soportar que ella me tocara, porque estaba fría... fría. Yo necesitaba calor. Tu calor. Porque estaba obsesionado contigo, amor, con la cazadora. Me engañaba a mí mismo diciéndome que si te vencía y tomaba tu sangre volvería a ganarme el respeto mi princesa oscura y todo volvería a ser como antes.

Pero cuando me imaginaba luchando contigo, mordiendo tu cuello, podía casi sentir el calor de tu cuerpo y me empalmaba de deseo por ti. Drusilla era mi alma gemela, mi sire, yo quería protegerla, cuidarla, amarla... pero los vampiros no aman. Follan imponiéndose en relaciones de dominación o sumisión, pero no aman... Sin embargo yo la quería, la amaba... y ella a mí no. Siempre fuí su juguete, como su muñeca Mis Edith, por eso ya no podía acercarme a ella, porque su frialdad me hacía desfallecer.

Buffy sigue agitándose, cada vez más inquieta y alterada.

-Esta noche es la primera vez que lo hago con una mujer. Una mujer viva. Una mujer de verdad. Tu corazón palpitante, tu respiración agitada, tu transpiración, el aroma que despide tu cuerpo y tu calor me volvieron loco, loco... Oh, Dios. ¿Pero qué te he hecho? -se sienta en el colchón y acaricia su cabello.

-Spike, por favor, por favor, por favor -gimotea Buffy-. Me duele, me duele si no estás conmigo, si no estás dentro de mí. ¿Por qué me torturas así? ¿Por qué no me matas de una vez?
 
Se acerca más a ella, lamiendo su espalda, la abraza, acariciando sus pechos y le acaricia el punto del placer con suavidad. Ella deja de llorar y se arrima más a él, moviéndose rítmicamente, de forma espontánea, como un reflejo.

-Spike... sí... -murmura febril-. Siiiiiií... Siiiiiiiií... Te deseo tanto, tanto...

-Lo sé, shhh, lo sé, amor -continúa acariciándola-. Esto te alivia... Te alivia pero no te cura... No sé que debo hacer para curarte. "NO APTO PARA HUMANOS". Tenía que haberlo visto, pero estaba tan ciego... Soy un monstruo, de eso no hay duda, pero esto es lo más bajo y despreciable que he hecho en mi vida. Los vampiros no tenemos alma, pero yo tenía mi dignidad, y ahora ni eso. Y ni si quiera tengo la excusa de estar drogado, porque el veneno Oargn no funciona en vampiros, por eso los demonios huyen de nosotros... Yo quería que fueras mía, sólo mía y odiaba la idea de que al amanecer volvieras a pensar en ese capullo de Parker. Oh, Dios, Buffy... tenías razón, te estás muriendo, te mueres y es por mi culpa. Fuí a ver a Soar, el hechicero. Dice que la droga absorbida por la piel en un humano tiene efectos distintos en cada persona y a duras penas sobreviven. Pero es que yo te he dado otra dosis y te estás muriendo de deseo, de deseo insatisfecho... pero no voy a dejar que mueras así. Buffy, ¡Buffy! ¿Me oyes? Tienes que decirme qué es lo que quieres, qué deseas y lo haré, todo lo que quieras. Si satisfaces tus deseos te salvarás, es la única manera de que vivas...

-Te deseo a tí -susurra imperceptiblemente entre gemidos y suspiros provocados por las caricias de Spike.

-Sí, amor, pero hemos follado de todas las posturas, de todas las maneras y no te calmas... Cada orgasmo parece que te excita todavía más. No sé qué hacer para que te calmes, no sé qué hacer para que vivas, no sé qué hacer para satisfacerte... -se ríe amargamente-. Tiene gracia. Sigo siendo un impotente... Ojalá hubiera muerto en aquella iglesia, todo antes que haberte hecho esto. Tú eres Buffy. La cazadora. Admiro tu fuerza, tu voluntad de hierro, tu coraje, incluso tu orgullo y tu arrogancia y daría lo que fuera porque todo volviera a ser como antes y no verte así, reducida a...

-Tu mascota, soy tu puta mascota -Buffy sigue murmurando trastornada, frotándose contra la mano que la acaricia-, soy tu mascota, soy tu puta, tu puta, tu puta...

-¡NO DIGAS ESO! -Spike salta sobre ella angustiado- ¡NO DIGAS ESO!

-Por favor, fóllame Spike, soy tu puta, tu puta mascota, tu puta... -la chica se frota contra la polla dura ardiendo de deseo- tu puta, tu puta...

-¡CÁLLATE! -y para evitar que hable oprime su boca contra la de ella. Pero cuando las bocas se unen, los labios se besan, hambrientos, ansiosos, las lenguas se encuentran y se mezclan ávidas por conocerse porque hasta ahora no se habían besado.

Sin interrumpir el beso, la penetra despacio, fundiéndose en ella, sintiendo ya las contracciones del potente orgasmo de Buffy. Ella acapara y atesora en su boca el gemido de Spike al correrse.
El beso rabioso y salvaje baja de intensidad, haciéndose más tierno, más dulce...

-Buffy, te quiero, te quiero, te quiero amor, te quiero... -Spike susurra a su oído. Buffy sigue corriéndose inundada en el semen y en las palabras de Spike, que se clavan en su mente, que penetran en su cuerpo y que se guardan en su alma: "te quiero, te amo, te quiero..."

Por fin Buffy se siente llena, colmada, saciada, satisfecha, complacida, calmada y feliz, feliz, feliz. Su respiración vuelve a relajarse, así como su ritmo cardíaco. Las pupilas antes dilatadas recuperan su estado natural y su temperatura febril desciende hasta los niveles normales, quedándose dormida, relajada y tranquila en brazos de Spike.
 

***
 

-Como si no hubiera ocurrido ¿verdad? -insiste Spike, mirando el documento que tiene delante-. Me aseguras que no quedará ningún vestigio de lo que ha pasado esta noche ¿no es eso?

-Sí -sonríe siniestro Soar, el hechicero-. Será como volver atrás en el tiempo. El conjuro es complicado y su precio es alto. Muy alto. ¿Estás seguro de lo que vas a hacer? En cuanto firmes con tu sangre sabes que no hay vuelta atrás. Un año es mucho tiempo.

-No tanto tiempo para un ser inmortal. He vivido más de cien años. Un año no es nada.
-Te auguro que este año se te puede hacer eterno. Lee bien el contrato, pues si después incumples con tu parte del trato, el hechizo se romperá.

-Y cuando haya expirado mi contrato ¿yo tampoco recordaré nada de lo ocurrido?

-Nada en absoluto.

-Necesitaré unos minutos en cuanto hayas realizado el hechizo -Spike coge la pluma, que se clava en sus dedos, llenándose de su sangre y firma el documento-. Después seré todo tuyo, Soar. Tu puta mascota durante todo un año.

***
 

En el cementerio, Spike acecha oculto tras un árbol. En cuanto ve acercarse al demonio Oargn salta sobre él y le rompe el cuello. Puede percibir el olor de la cazadora, cada vez más cerca y se oculta tras el mismo árbol.

Buffy se acerca murmurando para sí misma

-Yo creí que le gustaba... Creía que había algo especial entre nosotros, que Parker sentía algo por mí. Me entregué a él y no quiere volver a verme ¿Por qué? No lo entiendo...

Soar aparece tras Spike y le engancha una cadena al cuello, obligándole a ponerse de rodillas, mientras baja la cremallera de su pantalón.
 
Ser amada. Es lo que deseaba desesperadamente. Buffy ansiaba que la amaran. ¿No es lo que desean todos? Al menos los humanos. Bueno... los humanos y ese vampiro extravagante y peculiar con cabello rubio decolorado y ojos azules de hielo.
 
 
 
 
  

No hay comentarios: